Jugar sin “miedo”. Supongo que a eso se refería el capitán de México, Andrés Guardado, cuando hablaba ayer de “quitarse los fantasmas del pasado” y soñar a lo grande. Si se trata de eso, estoy con Guardado y con quien piense de esa manera.
Y los futbolistas pueden y hasta deben conducir esto al extremo de decir “locuras” -como lo premeditó el propio jugador del Real Betis- y sentir que tienen el potencial para ser “campeones del mundo”. Espero que el entrenador, Juan Carlos Osorio, apacigüe o tranquilice esas palabras y que los rivales y el tiempo pongan al futbol de México en su justo lugar. ¿Y cuál es el “justo lugar”?
Esta tarde hay una buena forma de averiguarlo cuando la Selección de México se presente en el estadio del rey Balduino para enfrentar a una de las selecciones de mayor avance en los últimos tiempos en el futbol internacional, un equipo de Bélgica con quizá la mejor generación de futbolistas de su historia, la mayor parte de ellos regados en los principales clubes y Ligas del futbol europeo. Estrellas del nivel de Eden Hazard (Chelsea), Romelu Lukaku (Manchester United), Radja Nainngolan (Roma), Mousa Demeblee (Tottenham), Kevin de Bruyne (Manchester City), Thomas Vermaelen (Barcelona), Thibaut Courtois (Chelsea) y Simon Mignolet (Liverpool), entre otros.
Un cuadro dirigido por el español Roberto Martínez -que hizo un gran trabajo en el Everton-, que es quinto en la clasificación de la FIFA, que se se clasifico sin problemas en la siempre complicada eliminatoria europea y que será cabeza de serie para Rusia 2018. Una Bélgica que muchos expertos llaman a ser la gran sorpresa del próximo Mundial y la colocan, incluso, entre los semifinalistas del evento.
México tiene otra magnífica oportunidad de medirse, de probarse, cuando faltan sólo algunos meses para el Mundial y cuando a su futbol le ha faltado una credibilidad
competitiva.
Bélgica lo puede colocar en el sitio correcto. Ni más ni menos, en el que le corresponde a la Selección Mexicana. Hasta ahora, cuando el equipo de Osorio ha tratado de competir en el “siguiente” nivel del juego, ha fracasado estrepitosamente. Los jugadores y el entrenador han adoptado esa responsabilidad.
De nada sirven los resultados de la Concacaf, el imponente paso que logró esta selección en la fase de la eliminatoria si no se sustentan con la posibilidad de competirle a las grandes potencias. Bélgica es una de ellas.
Hay que pensar como campeón del mundo. Guardado tiene razón, pero hay que respaldarlo con actuaciones convincentes en lacancha que demuestren progreso.
Los futbolistas hablan de “fantasmas”. Es tiempo de vencerlos. Siempre ha sido tiempo de vencerlos. Empecemos con ello, esta tarde, en Bruselas.