La muerte se enamoró del 'Chape'

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Opiniones, análisis y puntos de vista de los principales columnistas deportivos de RÉCORD. Entérate de lo que piensan los expertos del futbol mexicano y más.

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Y se nos escapa la vida en el aliento consumado en la llama del pasado, que tiene los caminos de la añoranza o los trayectos del remordimiento. Se nos van los segundos hoy, que mientras leías esto, engrosaron el ayer.

“Cuando la muerte está, tú no estás. Y cuando estás, la muerte no está”, refería Epicuro. Nunca se sabrá quién sufre más: Si el que se queda o quien se va.

La muerte, enmascarada y  maquillada, no desarrolló sensibilidades ni tacto. Es rabiosamente maleducada. Gusta del anonimato definitivo y autoritario. Tirano.

Con un perfume de rosas, se cuela entre los poros inadvertidos de la presa finita. La abraza con sus ramas flacas y filosas.

La enamora.

¿Qué pasa cuando se abrazan el amor y la muerte? ¿Se muere el amor o se enamora la muerte? Tal vez la muerte moriría enamorada y el amor amaría hasta la muerte.

Los jugadores del Chapecoense no se fueron.
Es solo que la muerte se enamoró de ellos.
Y la vida, a partir de ayer, se enamoró de ese equipo eterno.

A veces una tragedia borda, con un hilo invisible, un luminoso lazo de solidaridad mundial.

Aún no somos del todo ajenos.

Todavía no.

Porque si la vida se les apagó en negro, el planeta se encendió en verde...


II

Del destino nadie se escapa. Tiene prisa de incongruencia.

Teje circunstancias letales.

Construye trampas con sonrisas.

Morir en un avión que pierde 11 mil metros de altura con la velocidad de la luz, es el recuerdo de nuestra fragilidad como especie.

Es la confirmación de lo inevitable.

Nadie escapa al grito desesperado de lo improbable.

Cada vez que se vea una pelota por aire, muchos le verán alas. Será ese el recuerdo permanente de lo pasajero que es un centro al área.  O de lo fugaz de la vida, que transcurre, como relataba Eduardo Galeano, entre dos aleteos, sin más explicación...

No hay nadie que no se detenga en la observación de cada uno de los eslabones que conforman la cadena de la vida y sus bromas.

¿Son las circunstancias del pasado las que encadenan el presente?
¿O es ese presente el que configura el inexplorado futuro?

¿Es el gol evitado por Danilo en el último minuto contra San Lorenzo el pretexto de la pérdida de control del piloto del avión?

¿Todo se reduce a ese exacto momento en el que el pie del arquero le dio sed a la muerte?

Una cosa no hubiera sobrevivido sin la otra. Se supo después que las circunstancias viajan en pares.

Y no hay nada más crudo que eso. Que ante una acción, explote una reacción en el cosmos de lo que era desconocido hasta ese furioso e incontenible momento del adiós…

“Daría todo porque esa pelota de San Lorenzo entrara en el último minuto”, deseó un aficionado chapeco.

Hubiera sido el gol en contra más cantado de los libros del futbol.

Lo sabríamos solo con el tiempo, que no se deja espiar...