Las celebraciones de Navidad y Año Nuevo suelen estar asociadas con excesos, emociones intensas y expectativas elevadas. Especialistas en salud y psicología advierten que, durante esta temporada, no solo el cuerpo puede resentir los efectos de las fiestas, sino también la salud mental, especialmente cuando se combina el consumo de alcohol con la presión social por mostrarse feliz.

En el plano físico, médicos señalan que la resaca no solo provoca dolor de cabeza o malestar general, sino que también puede afectar la piel, debido a la deshidratación, inflamación y alteraciones del sueño que suelen acompañar las celebraciones. El consumo de alcohol en exceso reduce la capacidad del cuerpo para retener líquidos, lo que se refleja en cansancio, sequedad cutánea y un aspecto apagado.
Para aliviar los síntomas de la resaca, los expertos recomiendan hidratarse de forma constante, priorizar el descanso y consumir alimentos ligeros que ayuden a recuperar minerales y energía. Aunque existen productos que prometen soluciones rápidas, los especialistas coinciden en que no hay remedios milagro, sino cuidados básicos que favorecen la recuperación gradual del organismo.

¿Por qué la obligación de “estar feliz” en Navidad puede afectar la salud mental?
Desde el punto de vista psicológico, diversos especialistas advierten que la idea de que todos deben sentirse felices en Navidad puede resultar perjudicial. Esta expectativa ignora realidades como duelos, problemas económicos, conflictos familiares o simplemente el cansancio emocional acumulado durante el año.

Los psicólogos explican que forzar emociones positivas puede generar ansiedad, frustración o culpa, especialmente en personas que no atraviesan un buen momento personal. Compararse con la imagen idealizada de la Navidad que se muestra en redes sociales o en el entorno familiar puede intensificar estas sensaciones.
Además, la convivencia prolongada, los compromisos sociales y la falta de espacios personales pueden provocar sobrecarga emocional, lo que se traduce en irritabilidad, agotamiento o tristeza, sentimientos que suelen ocultarse por temor a romper con el “espíritu navideño”.
Los especialistas recomiendan normalizar todas las emociones, entender que no existe una forma correcta de vivir la Navidad y establecer límites cuando sea necesario. Reconocer el cansancio, pedir apoyo y reducir expectativas puede ayudar a transitar estas fechas de manera más saludable.





