Ya era mucho. Esta vez la defensiva de los Broncos no pudo salvar el juego y ayer en Indianapolis, Denver perdió el invicto. Peyton Manning no consiguió en la que fuera su casa por muchos años, los récords de más victorias en temporada regular y más yardas por pase (se quedó a tres de romperlo) y, por el contrario, salió derrotado y con dos intercepciones a cuestas.
Sí, tuvo momentos de lucidez, como ese pase de 64 yardas a Emmanuel Sanders, pero siempre fue contracorriente y empató el marcador un par de ocasiones, pero no tres. Cuando faltaban seis minutos en el reloj de juego y los Potros ganaban por tres, vino la segunda intercepción de la noche para Peyton. Y en vez del récord vinieron otra vez las críticas, otra vez las dudas sobre su estado físico, otra vez los cuestionamientos a sobre si aún es un QB de élite.
Y para hacer más dolorosa la derrota, una vez más Andrew Luck le ganó la partida a Peyton. El QB que lo sustituyó en Indianapolis, por el cual salió por la puerta trasera de los ‘Colts’ le ganó su tercero de cuatro enfrentamientos directos.
Ahora, en la ‘carrera’ de invictos en la Conferencia Americana ya son terceros, detrás de los Patriotas y Bengalíes, equipos a los que enfrentará en su nuevo hogar, Denver, lugar donde la semana entrante jugará ante los Jefes de Kansas City, sus ‘clientes’ (Peyton tiene marca de 12-1 y desde que llegó a Denver no ha perdido contra ellos).
Todo indica que se postergará sólo por una semana la celebración de Manning. Le quitará más récords a Brett Favre ante su nuevo público, en un nuevo estadio, pero hubiera sido especial (sus nuevos compañeros así lo declararon y querían darle el triunfo) ante su ex equipo, con el que ganó un Super Bowl (llegó a dos), con el que creció y se volvió leyenda, pero no Peyton, la casa donde uno se formó se respeta e Indianapolis así lo demostró ayer por la tarde.




