Aunque el discurso de los ‘Ti-gue-res’, luego del 3-0 de la Final de Ida siempre fue el clásico “faltan 90 minutos”, los felinos del norte no se la pasaron tan encerrados y concentrados como habría querido mi estimado Tuca. Para empezar, como ya publicaron mis cuates de RÉCORD, el jueves tras el partido quien puso la casa fue el francés Gignac. Ahí la fueron a seguir los jugadores, con todo y Rob Schneider. No acabaron como en los mejores tiempos de Danilinho en San Nicolás (ésas sí eran palabras mayores), pero tampoco se fueron a dormir temprano.
Y resulta que cuando llegaron a la Ciudad de México, sin la mayoría de las familias, que se quedaron a esperarlos con el título en Monterrey, los jugadores recibieron muchas visitas en su hotel de concentración, y de todo tipo. Era un buen desfile, entre amigos y unas guapas muchachas. No duden que por eso vimos un nivel bajón en CU, eso y que metieron el ‘Tucamión’ a la portería. Al fin son campeones y ni quién les reclame algo.
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