Tal como sucede con la cosecha de mujeres, en el América las molestias con los Pumas, nunca se acaban.
Esta semana me reuní con altas esferas de las Águilas que me pidieron que no revelara su identidad, y me contaron que es la fecha en que nadie, lea usted bien, nadie de los Pumas se pone en contacto con ellos o con Javier Güémez, luego de la fractura de tibia que sufrió el americanista en la Semifinal pasada, tras una falta de Javier Cortés.
La directiva azulcrema comenta que el torneo pasado, tras una jugada desafortunada entre Rubens Sambueza y Marc Crosas, que provocó la rotura de los ligamentos de la rodilla derecha del futbolista celeste, ellos y el propio Rubens estuvieron al pendiente de Crosas y lo fueron a ver al hospital para externarle su solidaridad, pues consideran que es lo menos que podían hacer.
Sin embargo, en este caso Cortés no le ha hecho honor a su apellido y no se ha tomado la molestia siquiera de llamar por teléfono a Güémez; mucho menos algún directivo felino se ha comunicado con sus homólogos americanistas. Esto es lo que tiene enchilados a los de Coapa. Y con razón, creo yo.
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