Tercera vez que Darío Verón está involucrado en actos de racismo y el silencio de su directiva es preocupante convirtiéndose en cómplice de uno de las actitudes más deleznables que tiene la humanidad. Si no es la directiva auriazul quien tome medidas debe ser la propia UNAM por medio del Rector Enrique Graue, ya que cuando le conviene a sus directivos y jugadores son parte de la UNAM, pero cuando no, solamente navegan con la bandera de la independencia de la casa de estudios.
Si a Verón le comprueban que cometió ese hecho, debe ser duramente sancionado, de lo contrario seguiremos viendo como se aplica el reglamento según la camiseta del involucrado. Si a Verón lo encuentran inocente de actos de racismo, entonces el castigo debe ir directamente a Carlos Darwin Quintero y a Michael Arroyo, porque no por perder una eliminatoria se puede ir culpando de actos racistas a un tercero.
Vamos por partes en la historia de racismo donde el jugador puma estuvo involucrado. En el 2010 fue contra Felipe Baloy y sólo una llamada de atención de la CONAPRED (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación) invitando al paraguayo a encabezar campañas en contra de este tipo de actos. Es decir, no pasó nada.
En el 2013 Verón fue señalado de nuevo por racista. En ese momento fue contra Christian Benítez (q. e. p. d.) en otro capítulo vergonzoso de la Liga MX porque nadie hizo nada para corregir dichas actitudes. Verón no es el único que cae en provocaciones racistas, pero si es terrible que tantas veces sea señalado por lo mismo.
El reglamento es claro, si la directiva de Pumas avala y está a favor que uno de sus futbolistas caiga en actos de racismo la Liga MX no debe hacerlo. Así que la investigación que tiene abierta la Comisión Disciplinaria debe llevarlos a tomar una decisión valiente y esa sería la suspensión de cinco partidos según lo que establece el Artículo 2 - inciso B del apéndice de Racismo y Discriminación del Código de Etica de la Liga MX. “Un mínimo de cinco partidos en todas las categorías, además de una multa de 3 mil 750 a 6 mil días de salario mínimo vigente”, es la sanción para quien incurre en lo que dicen Michael Arroyo y Carlos Darwin Quintero sucedió con Darío Verón.
Ahora, si la Liga MX como la directiva de Pumas no se atreven a sancionarlo, entonces la UNAM debe intervenir. Nadie que pertenezca a esa institución puede dar esa imagen y no se puede tolerar que por intereses deportivos y no afectar a su equipo, un futbolista haga lo que se le pegue la gana y se le permita seguir enfrentando rivales gritándoles racistamente. Para evitar este tipo de hechos deben ser castigados quienes incurren en ellos, de lo contrario todo seguirá igual y será una constante para provocar el ser racista en el campo de futbol.




