Los árbitros necesitan ética

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Opiniones, análisis y puntos de vista de los principales columnistas deportivos de RÉCORD. Entérate de lo que piensan los expertos del futbol mexicano y más.

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Hay profesiones que la división entre lo correcto e incorrecto, entre lo moral y lo inmoral, las divide una delgada línea.

El arbitraje es una de esas labores que no es posible hacer ‘cosas buenas que parezcan malas’, porque puede romper cualquier indicio de credibilidad y honestidad.

Hace unos días Rafael Ocampo publicó en su columna de Milenio Diario, que le comentaron algunos presidentes de clubes que para la fiesta de fin de año del gremio solicitaron pantallas planas, tabletas electrónicas y algunos que otros gadgets que pudieran rifar entre los asistentes. Ante esto reaccionó Héctor González Iñárritu y negó que se haya realizado dicha solicitud de cooperación, pero no mete las manos al fuego si en años anteriores se llevó a cabo esta inmoral práctica.

Lo trascendente no es pedir para una fiesta de fin de año, es poner en práctica un código de conducta y comportamiento para que no haya malos entendidos, ante quienes deben impartir justicia imparcialmente.

A muchos nos consta actos reprobables de silbantes que no son catalogados como trascendentes por las autoridades de la comisión.

Desde estar antes de un partido como invitados en comidas en restaurantes con más ambiente de fiesta que de tranquilidad, en vez de estar concentrados y metidos en su trabajo a desarrollar horas después de los alimentos, hasta verlos entrar a centros de apuestas a silbantes que tienen actividad ese mismo día. Nadie puede asegurar que apuesten en el partido que les toca dirigir, pero de que se ve mal, se ve pésimo.

Mala imagen también cuando reciben algún presente, por mínimo que éste sea, al entrar al vestidor del equipo local, que por agradar y ser buen anfitrión se atreven en ocasiones hasta poner camisetas autografiadas por el entrenador, como pasaba en la época de Hugo Sánchez al frente de los Pumas. Testimonio que muchos árbitros nos comentaron, pero que nunca se atrevieron a rechazar el importante presente.

Como también es un secreto a voces que en algunos estadios al llegar a su vestidor encuentran pants del equipo local y alimentos al medio tiempo, insisto, con el fin de que estén bien atendidos. Pues eso se ve mal, muy mal.

Hay casas editoriales que tienen prohibido a sus reporteros, columnistas, editores, comentaristas, analistas, etc., recibir cualquier tipo de regalo de un externo relacionado a su profesión, lo mismo debería ser aplicado en el mundo del arbitraje, porque inconscientemente por un presente, por más pequeño que éste sea, puede condicionar la actuación a favor de un equipo u otro.

Al platicar con Héctor González Iñárritu dejó claro que esto existirá, que habrá nuevas directrices para los silbantes y que a su estilo de presentación masiva ante los medios podremos ver en enero el Código de Conducta y Comportamiento del arbitraje mexicano, el cual debe ser respetado o simplemente irán despidiendo silbantes.

Como también es importante que exista apertura y transparencia en la Comisión y que ya no sean tiempos de ocultar todo lo que pasa con los árbitros y tenerlos bajo el régimen de la ley mordaza.

Cambiarán las cosas y eso es un paso para el mejoramiento del arbitraje. La impartición de justicia no es solamente llegar a los Estadios vestidos de traje fino, sino también saberse comportar durante las horas previas al día de partido.