Ignacio Ambriz demostró que el América es demasiado grande para sus conceptos, para su visión como estratega y en su decisión de dejar sentados a sus mejores jugadores ofensivos desde el inicio, pecó de soberbia y falta absoluta de seriedad. Este equipo no puede permitirse la humillación como la que sufrió en su casa, ante el rival más odiado y mucho menos en una Semifinal. Ambriz debe ser enjuiciado y el primero en hacerlo tiene que ser Ricardo Peláez, su hombre de confianza falló y falló terrible.
Todo viene desde la banca, con un pésimo mensaje que envía el entrenador al realizar una serie de movimientos en su once inicial que no corresponden a un equipo con la jerarquía del América. Dejar a Benedetto en la cancha ya era un acto descabellado desde la vuelta de los Cuartos de Final en León debido a la ventaja que tenían, pero ¿no meterlo de inicio en el Azteca?, es una terquedad y lo pero, ir en contra de sus propios intereses. El planteamiento Ambriz es tan pobre que solamente es el reflejo de sus carencias como entrenador y así no debe seguir en esta institución.
Es momento de que Ricardo Peláez comprenda lo que vive su equipo. En el Azteca fueron durante la temporada el hazmerreír al perder cuatro partidos, el quinto fue la guillotina de la eliminación, con lleno en las tribunas y ante uno de los rivales que tienen prohibido perder. Ambriz no ganó más que un clásico, contra Cruz Azul, los demás fue una desilusión absoluta para sus miles de aficionados.
El América ha quedado eliminado de la Liguilla, sólo un milagro los mantendrá en ella y no ganarán nada en el Mundial de clubes, así que es un semestre que se puede calificar como un rotundo fracaso para la dupla Ignacio Ambriz-Ricardo Peláez, quien sólo fue un espejismo en la banca de un equipo al que no pertenece y en el que parece, no debe continuar.
