Tocaron fondo. La actuación del sábado de José Alfredo Peñaloza en el partido Cruz Azul vs Santos fue la gota que derramó el vaso en el arbitraje mexicano, no pueden seguir siendo tan malos y tan mal preparados, pero sobre todo no pueden seguir mintiendo cuando a nivel nacional se vieron tantos detalles de la ineptitud de un cuerpo arbitral.
Tres tarjetas amarillas a Joffre Guerrón, antes de sacarle la tarjeta roja, no fue el único grave error y vaya que este acto debe ser catalogado como algo de lo más patético del campeonato.
Tampoco el que en el reporte arbitral publicado en la página de la Liga MX no haga mención de dichas tres tarjetas exhibidas al jugador ecuatoriano, primera gran mentira de este partido.
Guerrón, desesperado al ver que Peñaloza cambió su decisión de marcar penal a favor de Cruz Azul en el tiempo de reposición, le reclamó a lo lejos a lo que lo llevó a ser merecedor de la segunda tarjeta amarilla, la primera fue al minuto 36 cuando le fue anulado un gol por claro fuera de juego.
Segundos después de recibir la segunda amarilla y no ver la roja, se lanzó sobre el silbante y lo empujó, sí, lo agredió ante la vista de todos los presentes y de los millones de televidentes del partido en el Estadio Azul.
Fue cuando Peñaloza sacó la tercera amarilla y de inmediato la roja, pésima ejecución de conceptos y fundamentos arbitrales. Pero lo peor es que nunca se reportó la agresión de Guerrón, por lo menos en la cédula o acta del partido en cuestión publicado en el sitio de internet de la Liga MX.
En esa misma página, cuando se busca la tercera amarilla, ésta ya no existe, editaron el video para no evidenciar al silbante, aunque en la propia acta existe la gran incongruencia al reportar la tarjeta roja a Guerrón por lo siguiente: “Min: 92, causal: 7
Recibir una segunda amonestación en el mismo partido”, no por agresión. Empujar a un juez, por más leve que sea es agresión y eso no lo entendió Peñaloza o no lo quiso entender José Alfredo.
Guerrón fue suspendido dos partidos, uno por la doble amarilla (que fue triple) y otro por insultar al árbitro. No por agresión, porque José Alfredo Peñaloza no se atrevió a reportarlo así. Además de malos, temerosos, miedosos, ¿esto es darle credibilidad al futbol?, ¿esto es lo que desean los dueños? No, estoy seguro que no.
No sirvió que hace año y medio hayan llegado personajes ilustres de la historia del arbitraje mexicano. No ha sido Edgardo Codesal la solución, tampoco Gilberto Alcalá. El cambio en la presidencia tampoco ayudó en nada, las cosas están igual o peor con Héctor González Iñárritu que como estaban con Rafael Mancilla Orvañanos.
El arbitraje es el hazmerreír de la Liga, con silbantes que creen ser los mejores del continente y que en cada campo de la Liga MX no hacen más que mostrar su grave desconocimiento en la instrucción.
Criterios dispares en el mismo partido, personalidad nula, mala colocación, manipulación de cédulas, mentiras. Muchos detalles que no pueden permitir los dueños de los equipos que sigan existiendo en su liga, porque al final, no es más que la liga de los dueños, los árbitros creen o los han hecho creer que son los todo poderosos y no son más que un mal necesario.
No hay figuras, liderazgo que pueda sacar a flote a una Comisión que se guía por el amiguismo no por el profesionalismo. Los que hoy creen ser figuras del arbitraje se equivocan constantemente y para nada sirven, ni estelares son.
No es la primera vez en esta temporada que hay manipulación o falsedad de cédula arbitral en un partido. Recordemos lo que pasó con Fernando Guerrero en el pasado Clásico entre Guadalajara y América, reportes falsos y hasta tres cédulas aparecieron en esa ocasión.
El arbitraje no puede caer más bajo, vive la peor de las crisis, pero está en los dueños cambiarlo, no seguir permitiendo que su industria sea manchada por tipos tan incapaces como los que hoy se ven en los campos de futbol de Primera División.




