Tigres cada vez cae más; nadie esperaba que el partido de Ida de la Final de la Concacaf fuera tan sencillo para el América, que logró una victoria por más que el tendencioso árbitro Roberto García Orozco no se atreviera a marcar un segundo gol legítimo.
Ignacio Ambriz es un entrenador con estrella, mantendrá su puesto y será muy complejo removerlo cuando levante la copa que representa el Bicampeonato del área. Por supuesto que falta un partido, pero a menos que sea una catástrofe, este hombre firmó su continuidad con el América. Tigres necesita tres goles sin recibir ninguno, nada más si la bipolaridad del equipo de Ambriz aparece sería un factor.
El América de Ignacio Ambriz es un equipo especulador, que sufre con aguantar al rival encima de su portería y al final sale con la victoria. No es la manera que le gusta a sus seguidores, pero está siendo efectivo. Ése es el América actual y quien no lo quiera aceptar, dentro de sus aficionados y detractores, no tiene ni idea de lo que pasa con este equipo. Y aun así va a ser Campeón de la Concachampions.
Lo volvió a ser en el Estadio Universitario. Con todo y los pretextos de tener ausencias se las arreglaron para sacar la victoria de Monterrey. De nueva cuenta la ofensiva de los Tigres volvió a fallar en el momento importante y aún le falta la vuelta de esta Final de la Concachampions. No apareció André-Pierre Gignac ni ningún otro flamante delantero de los Tigres. Es una decepción, una inentendible decepción.
Era como una réplica de la Final de la Copa Libertadores, cuando se hicieron pequeñitos ante River Plate. Porque en el primer tiempo tuvieron al menos tres oportunidades para anotar y fallaron. Volvieron a ser los Tigres que no corresponden a los millones de dólares que la directiva ha invertido en el último año.




