Afirmar que 29 futbolistas, sin revelar sus nombres, se han sumado a la lista negra del doping en el deporte mexicano por dar positivo en un control preventivo es tan peligroso, como el especular que se trata de una u otra sustancia por la que arrojaron ese resultado.
Cuidado, si bien la Federación Mexicana de Futbol tiene la obligación moral de informar cuando se dé un caso así, tampoco es un delito prevenir a sus futbolistas ante un caso futuro de posible dopaje en competencias oficiales. Tema delicado en el que se debe tener toda la información necesaria para, entonces sí, comenzar a emitir un juicio.
De entrada y como se está manejando, no es un ‘doping’. Las pruebas que realizaron arrojaron a 29 futbolistas con resultado adverso, pero no sabemos ni quiénes son, ni de qué sustancias se trata. Información pública que cualquier ciudadano puede solicitar lo dado a conocer por el portal de Milenio.
En dicho documento, se observa claramente que son controles preventivos para integrantes de Selecciones Nacionales y no se sabe si participaron en la competencia para la que se realizó el testeo previo o si continuaron con sus clubes como si nada, lo cual sí sería una falta y grave.
Contextualicemos el tema. Después de que en la Copa Oro 2011, Decio de María apareció para dar una conferencia y anunciar el dopaje de seis seleccionados por clembuterol, la FMF y la dirección de Selecciones Nacionales decidieron comenzar a realizar pruebas antes de sus eventos, con el único fin de prever un problema mayor. Y así lo han hecho hasta el momento, no es nada malo, al contrario, es evitar futuros problemas.
México vivió y vive una alerta sanitaria respecto al consumo de carne de res, que incluso permeó en el Mundial Sub 17 donde 109 futbolistas arrojaron positivo de dopaje por clembuterol. El problema de la carne de res es real, el gobierno mexicano trata de solucionarlo, hasta de ocultarlo, pero es real.
Si estos controles preventivos les han funcionado o no es otro tema, luego de lo publicado por La Afición, hay que tener mucho cuidado con verdades absolutas y los juicios sin fundamento: gracias a este ejercicio y aplicación de la ley de transparencia y de que se trata de un órgano público (como la CONADE), el acceso a esta información, aunque tardado, es para todo el que muestre interés.
Así surgió esta nota en una dinámica periodística que tiene que ir más allá, muy buenos datos los mostrados, que solamente arrojan más dudas sobre quiénes fueron los futbolistas involucrados, cuándo y cómo, qué sustancia prohibida fue la detectada. ¿Son de la Selección Mayor? ¿de selecciones infantiles o juveniles? ¿de la femenil?
Para que sea considerado como doping, los futbolistas involucrados debieron tener participación en alguna competencia oficial, dentro o fuera del país, eso no importa.
Si fue así, también existe la posibilidad de que como federación avisen al órgano rector que se trata de un problema de salud público o como sucede con algunos futbolistas que padecen de asma, reportar el medicamento que utilizan. Lo mismo ha sucedido cuando se detectan rastros de clembuterol para lo que avisan a la Comisión Médica de la FIFA o del propio COI.
Está en manos de la FMF transparentar el caso, mientras siga el silencio se podrán especular muchas cosas, elucubrar historias y culpar siempre al mismo villano de la película.
Pero la FMF está en todo su derecho de aplicar pruebas preventivas a sus futbolistas, una herramienta que puede detectar a tiempo una eliminación o un fuerte castigo. Claro que tener apertura en este tipo de casos es lo que se pide a gritos y aunque los dopados no son los directivos, parecen los culpables de la película.




