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Opinión

Ignacio Suárez

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Concacaf: Aquí nos tocó vivir (2da. entrega)

2021-07-21 | Ignacio Suárez
IGNACIO SUáREZ
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En mi columna anterior les relaté que la pregunta de: ¿Cómo retomar el control de Concacaf? era clave y se repetía de forma constante en el cónclave de la cúpula que en aquella década de los 90's manejaba los destinos del futbol y Doña Fede. En aquellas reuniones que lo mismo se hacían el séptimo piso de Chapultepec, que en la casona de Avenida Palmas # 1260, la cual estaba habilitada como oficina y donde también despachaba, pero de manera particular Alejandro 'El Güero' Burillo.  

En ese cónclave, y cual si fueran cardenales la lista de asistentes no variaba mucho, de reunión en reunión, a veces más a veces unos, a veces otros, pero ahí estaban: Miguel Ángel Couchonnal, Hugo Enrique Kiese, José Antonio García, Edgardo Codesal, El Grande Méndez, Roberto Chapa, y seguramente algunos otros que ahora escapan a mi memoria.  

LA PROFECÍA DE BURILLO 

El futbol organizado como tal es un negocio y cómo tal se le cuida, se protege, dependiendo de los intereses que se persigan. La idea del Güero Burillo de retomar el control de Concacaf NO era una necedad de poder, era una necesidad imperiosa de blindar los logros obtenidos para crecer: la participación de México en la Copa América y los equipos en la Libertadores. 

Desde aquella Final de la década de los noventas, Burillo Azcárraga supo que, si no se retomaba el control, tarde o temprano la Concacaf secuestraría al futbol mexicano clausurando su desarrollo o bien condicionándolo, ya que en cualquier momento podrían negar la autorización a México de participar en la Copa América o Libertadores, pues en ambos casos se necesita el aval de la Concacaf, sin su firma adiós a esos logros. Estaban en sus manos, y cual profecía, así sucedería exactamente años después. 

En aquellas reuniones interminables se determinó por unanimidad que había que hacer acercamientos con las islas, conocer a sus dirigentes, cabildear, hacer política, todo esto sin hacer muchas olas para NO alertar a Jack Warner, que junto a Blazer era el capo de capos de la zona.  

LOS CANDIDATOS  

¿Quiénes serían los candidatos del Güero? Dos principalmente, Hugo Enrique Kiese, un exfutbolista, un personaje poderoso, bien preparado, con conocimientos, relaciones, buen verso y un gran manejo político, que a final de cuentas tenía una frase que es muy cierta: “En el futbol se hace más política, que en la política”. Hugo era, un hombre de toda la confianza del empresario. 

Edgardo Codesal, que si bien fue cercano al Güero no tenía la misma ascendencia que el guaraní, era el otro candidato. ¿Cuáles eran los atributos del exárbitro para ser candidato para competir por suceder a Jack Warner y operar con las islas? Su pasado arbitral, que lo habían hecho estar en comisiones de la FIFA, pero por sobre todas las cosas porque Edgardo, había desarrollado una gran amistad con el abogado suizo Michel Zen Ruffinen, quien en esos tiempos era el poderoso secretario general, solo un escalón abajito de Joseph Blatter. 

EL PLAN 

Codesal afirmaba que por su condición de exárbitro, con cargos en esta rama lo mismo en FIFA que en Concacaf, podría tener la coartada de ir de isla en isla sin despertar sospechas de Warner y Blazer. Estaba convencido que podría convencer, de alguna manera a unas 12 o 13 islas para dar su voto, y que junto a los 10 de Centroamérica y Norteamérica hacer mayoría en la votación para la presidencia de Concacaf, por ahí del año 2002.  

Hugo Enrique Kiese NO era tan optimista, era más frio y realista. Hablaba de hacer un trabajo de apoyos, cabildeo y trabajos en las islas al menos durante ocho años para poder irse ganando la confianza de los dirigentes. Veía como misión imposible que, en dos o tres años, los isleños voltearan bandera y la lealtad a Wagner, que los tenía sobornados con distintos privilegios.  

El común denominador era que sí o sí, había que acercarse a los dirigentes de las islas de una u otra manera. Kiese haría proselitismo disfrazado desde su cargo en el Comité Ejecutivo de Concacaf. Codesal, con la coartada de que presidía temas arbitrales y haría planes de capacitación a las islas. Mientras que este humilde reportero viajaría a las islas más jodidas para documentar la realidad del futbol en esos lugares, que si había ligas, cuántos equipos, a qué se dedicaba el presidente de esas federaciones, para que les sirviera como evidencia.  

AVIÓN PRIVADO 

En aquel momento muy pocos o ningún empresario tenía el jet privado que había adquirido el Güero Burillo, era un precioso Gulfstream IVSP conocido como Gruman, equipado con todas las comodidades y que piloteaba el diligente y capaz Jerry Gómez, que hoy es un exitoso empresario de la renta del trasporte aéreo en Toluca.   

Pues si no mal recuerdo en ese precioso juguete viajó Hugo Kiese, haciendo la visita de las siete casas, todo un fin de semana. Fueron 12 o 14 las islas que visitó, entrevistándose con los dirigentes de las islas, observando la cruda realidad.    

A Codesal, también le tocó viajar en el avión del Güero, pero fue en menos ocasiones. No fueron en las mismas fechas, había que actuar con discreción y cautela. El plan de recuperación de Concacaf estaba en marcha. 

ODIO JAROCHO 

El informe de Kiese y Codesal de sus visitas a las islas NO era nada bueno. Los dirigentes isleños coincidían en sentimientos: ¡odiaban a los dirigentes mexicanos! ¿Por qué? Porque cuando fue la gestión de más de 20 años del mexicano Soria Terrazas, nunca nadie los volteó a ver, ni a preocuparse por ellos, y cuando se acercaron recibieron un trato déspota, soberbio y hasta discriminatorio.  

¿Por qué vienen hasta ahora? ¿Si vienen es que algo quieren? ¿Qué me vas a dar a cambio? El rechazo era unánime, no confiaban en los dirigentes mexicanos. Dicho sea de paso y como diría Joaquín Sabina: les sobraban los motivos. Además, ellos se sentían comprometidos con Jack Warner, a quien tomaban como uno de los suyos, estaban cegados, lo veían como su benefactor, su redentor.  

LA TRAICIÓN 

Ante las evidencias, un Plan B se empezó a fraguar y éste vendría con una autoría intelectual directamente desde Suiza. El Secretario General, Zen Ruffinen, se entrevistó con su amigo Codesal, y otros dirigentes mexicanos. Algunas veces en Ginebra, otras incluso en otros países con dirigentes de otras confederaciones como la africana o la de Oceanía.  

Zen Ruffinen tenía ya la intención de derrocar a su jefe Joseph Blatter, y no era tanto porque fuera un adalid anticorrupción, en realidad ambicionaba el inmenso poder del trono de la FIFA y empezaba a jugar sus cartas. Para Ruffinen NO era la amistad de Codesal, eran los 40 votos que tenía la Concacaf para elegir presidente de FIFA, increíblemente su peso era enorme en ese sentido de votos. La Conmebol del poderoso Brasil y Argentina significan 10 votos solamente, la nuestra 40.  

Si Codesal llegaba, Zen Ruffinen tendría 40 votos seguros para correr a Blatter y a favor de él, en una posible votación. Así que les ofreció a los dirigentes mexicanos una opción B para tirar a Warner y Blazer ¿cómo? acusándolos y probando la corrupción rampante de este dúo de hampones que controlaba la Concacaf. Les prometió a los mexicanos darles documentación muy importante y mortal, algo que quedó en eso, una promesa.  

NEGOCIO MILLONARIO 

Zen Ruffinen aseguraba que tenía plenamente documentado cómo la FIFA le había cedido por el pago de un dólar (sí leyó bien) ¡UN DÓLAR! los derechos de televisión del Mundial Francia 98 de todas las islas a una empresa de Jack Warner. ¿Cuál fue el argumento para regalar esos derechos? El expresidente João Havelange, amigo y socio del trinitario, abogó ante Blatter para que el evento fuera seguido por todas las islas del Caribe.   

Obviamente el altruismo NO era la finalidad, era el disfraz de un enorme negocio, porque Warner revendió esos derechos de TV a TODAS las islas y ganó millones de dólares. Por si fuera poco, después se documentó que para el Mundial Sub 17 celebrado en 2001 en su país, Trinidad y Tobago, la agencia de viajes oficial no fuera la de la FIFA, sino la de Jack Warner y su hijo Anthony. Cualquier parecido al comportamiento de la clase política mexicana es pura coincidencia. 

Esa cercanía con Zen Ruffinen le dio la ventaja a Codesal sobre Kiese. Sería el exárbitro el candidato y abanderado de Burillo para pelear por la silla de Warner, el paraguayo se disciplinó, pensó que efectivamente Codesal tendría mejores opciones.  

LIGAS BANANERAS 

Mientras todo eso sucedía en las altas esferas, este humilde reportero viajaba a tratar de documentar el subdesarrollo futbolístico que existía en la mayoría de las islas, que, de documentarse fehacientemente, según Zen Ruffinen podría provocar que se anulara su capacidad de voto en la Concacaf por la falta de infraestructura, pero a la cual seguirían perteneciendo en calidad de miembro invitado y en desarrollo. La idea era quitar votos a las islas que controlaba Wagner. 

Con cargo a la oficina de Burillo, emprendí mi viaje hacia una de las islas más pequeñas del continente, cuyo nombre oficial es Saint Kitts y Nevis. A finales de los noventas, esta isla no llegaba ni a los 18 mil habitantes, distribuidos en 261 kilómetros cuadrados. No había ni un solo hotel de cinco estrellas, aterrizaban solo jets privados y avionetas en una pequeña pista. Fue en una de esas avionetas de siete pasajeros por la cual pudimos llegar, desde Puerto Rico.  

Recuerdo que, al abordar el taxi, del minúsculo aeropuerto o pista, hice una de las preguntas más estúpidas que he hecho a lo largo de mi carrera (y vaya que he hecho muchas) ¿Me lleva a las oficinas de la federación de futbol? El chofer, no solo puso cara de ¿what? NO tenía ni idea de lo que le estaba hablando, pero me dijo que me llevaría al campo de futbol donde se jugaba futbol, solo había dos en toda la isla. 

EL ESTADIO DE SAINT KITTS 

Tardamos no más de 10 minutos en llegar ahí, ahí estaba la cancha de futbol enrejada con una alambrada y empastada de manera natural, por la hierba y el pasto que salen así, sin sembrar.  Al fondo unas viejas tribunas portátiles de madera, otras de concreto en construcción con espacio, calculo para unas 500 personas. El chofer al bajar me señaló con el dedo una esquina, y ahí junto al corner había un cuarto pequeño, de unos 4X4 metros.  

Avanzamos, caminando mientras unos niños peloteaban en las porterías sin redes. Nos asomamos por una pequeña ventana del cuarto, pudimos ver unas hojas pegadas, un pizarrón y unas 10 o 12 sillas de metal, similares a las que regalaban las cervecerías y al fondo, un escritorio. Le dije a mi camarógrafo: ¡NO wey aquí no es! Días antes de llegar, había escrito un correo al presidente de la federación de la isla y habíamos quedado de vernos en las oficinas de la Federación.  

Empezamos a caminar otra vez hacia el taxi que nos esperaba cuando, un joven en bicicleta se nos acercó, y nos dijo que el presidente de la liga estaba por llegar, que estaba cerrando su negocio de venta de legumbres. Minutos después apareció el corpulento y jovial Alfred, se disculpó por la demora, sacó un manojo de llaves y abrió el candado, que puesto a una cadena cerraba la puerta de aquel pequeño cuarto. 

Se acomodó en la silla del escritorio, borró riéndose unos muñecos eróticos que estaban pintados con gis sobre el pizarrón, y muy amable nos ofreció una cerveza y nos dijo: "Es un honor tenerlos en la Federación de Saint Kitts y Nevis". Nos mostró ahí muy orgulloso algunas fotos y recortes de periódico del juego que habían perdido en 1997 ante Cuba, que los privó de ir a la Copa de Oro de 1998, que era su gran ilusión.  

EL DADIVOSO WARNER 

Obviamente NO había una liga profesional, apenas una liga, de apenas 18 equipos. Era prácticamente hotelera, donde jugaban algunos argentinos, peruanos y brasileños que trabajaban ahí. Estaba orgulloso de su selección y de su liga, de lo mucho que habían progresado. Ya tenían ese cuarto donde hacían sus juntas semanales de la liga, ya a las autoridades hasta luz les habían puesto y estaba en construcción el drenaje para poner dos baños en las tribunas.  

Recuerdo como ayer sus palabras, se notaba su emoción, su orgullo, cuando habló de Jack Warner se le llenaba la boca. Gracias a Don Jack, cada año todos los equipos de la liga tenemos uniformes nuevos, maletas, zapatos, pants, 30 balones y redes para las canchas. Además, también le da uniformes a la selección, y cuando tenemos que viajar, él nos paga los boletos, la comida y el hospedaje ¿Y los árbitros? NO, ellos sí se tienen que comprar sus uniformes con los que ganan por pitar, recuerdo me dijo. 

Alfred NO tenía ni la más remota idea que la FIFA enviaba año con año un millón y medio de dólares para el desarrollo de infraestructura deportiva, capacitación y desarrollo de las islas más pequeñas, y cinco millones de dólares después de cada Copa del Mundo. La gran parte de TODO ese dinero se quedaba en los bolsillos y las cuentas bancarias falsas que a nombre de la Concacaf abría Wagner en su país. 

“Por si fuera poco, Don Jack y Chuck cada año en navidad nos invitan a un viaje en un crucero de Disney junto a los demás presidentes de las federaciones de las islas. Y es todo pagado, podemos tomar y comer de todo. Además, en nuestro cumpleaños nos manda una carta personalizada y un presente”, nos decía con una luz que iluminaba su rostro.   

Ese era el soborno disfrazado de incentivos. Esa era una de las formas de controlar a los dirigentes de las islas. Así controlaban sus votos con semejantes “prestaciones”. ¿Así serán capaces de traicionar a su benefactor? Muy difícilmente, tenía la lealtad ganada con migajas. 

LA BLACK DE BLAZER  

Y en donde NO había migajas ni miserias era en la quinta Avenida de Nueva York, donde Chuck Blazer se despachaba con la cuchara grande, en una vida llena de excesos con cargo a las cuentas de Concacaf, una de las confederaciones más pobres del mundo, según retrata a la perfección el libro de Andrew Jennigns: 'FIFA, la caída del imperio', cuyo extracto me permito reproducir: “A los nueve días de comenzar mi mandato como jefe de proyectos especiales de la Concacaf, mi jefe me invitó a cenar. 'Sepa a dónde nos dirigimos', me dijo Chuck Blazer con complicidad. 'Scores', podría ser una larga noche ¿Scores? ¿El famoso club de striptease de alta gama?… Bienvenido de nuevo Sr. Blazer (lo recibió el portero), una sección VIP especial del Scores estaba reservada para un grupo de la Concacaf... “.

“Cuando llegó el momento de irse, Blazer pagó. La manera que lo hizo causó conmoción a Mel Brennan. ¡La tarjeta Américan Express de Blazer era negra! Poca gente las ha visto. Se les conoce como Amex Centurions Cards, disponibles por invitación. El titular de la cuenta tiene 16 millones de dólares en activos.... Del 2004 al 2011, la Concacaf pagó cerca de 30 millones de dólares a la cuenta ligada a la tarjeta de Blazer...”.

Pero eso es pecata minuta para todo lo que se robaron este par de rufianes a costa de la Concacaf y el control de votos. Pero eso se los contaré en otra entrega, donde sabrán los pormenores de cómo Blazer, acorralado por el FBI, se convirtió en su sapo vendiendo a todos sus amigos y socios, le colocaron micrófonos ocultos, cámaras, todo para atrapar con las manos en la masa a toda la mafia de la Conmebol en el caso del FIFAgate.  

¿Quiénes son peores? ¿Los políticos o los dirigentes deportivos? Se los dejo de tarea porque por hoy se nos agotó el espacio....  

“La ley solo existe para los pobres; los ricos y los poderosos la desobedecen cuando quieren, y lo hacen sin recibir castigo porque no hay juez en el mundo que no pueda comprarse con dinero". Marqués de Sade.

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