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Opinión

Ignacio Suárez

El Fantasma ha recorrido el mundo del deporte a través de 6 Mundiales, 10 Copas América y 5 JO. Aportará a RÉCORD su conocimiento y exclusivas.

¿Cuánto costó la decisión de Bielsa?

2019-05-02 | Ignacio Suárez
IGNACIO SUáREZ
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Apariciones

El fin de semana pasado en Inglaterra, en la Liga del Ascenso, una liga seria donde siempre hay ascenso —valga la redundancia—, Marcelo Bielsa y su Leeds United le dio al mundo una lección: más que un ejemplo de fair play, fue un golpe contra la cultura de la trampa que tanto agobia no sólo al futbol, sino a la sociedad entera.

Quiero pensar que todos vieron o leyeron lo que sucedió. De no ser así, pongámoslo en contexto: el Leeds United recibió al Aston Villa en la penúltima fecha del calendario de la Segunda División de Inglaterra. Para ambos había mucho en juego, pero más para los del técnico argentino.

Los llamados 'Villanos' del Aston Villa, con 75 puntos, sólo aspiraban a jugar el repechaje, mientras que el conjunto dirigido por el Loco Bielsa tenía la oportunidad de pelear por la segunda plaza; cabe recordar que los dos primeros de la tabla ascienden de manera directa, con un repechaje.

Corría el minuto 72, cuando un jugador del Aston Villa se quedó tirado a media cancha lesionado. Sus compañeros pidieron detener la jugada para que ingresara la atención médica, lo que generalmente siempre sucede, pero los jugadores del Leeds hicieron caso omiso y continuaron la jugada que terminó con gol a su favor.

Con esa victoria parcial de un gol por cero, Leeds llegaba a 85 puntos y se ponía a sólo tres del Sheffield United, que había ganado su partido y llegado a 88 unidades. El equipo de Bielsa tendría vida y un posible ascenso directo estaría en disputa en la última jornada.

Al caer el gol tras no parar la jugada, los jugadores del Aston Villa y su técnico John Terry enfurecieron y reclamaron a jugadores y banca contraria. De inmediato, Marcelo Bielsa llamó al jugador español de su equipo, Pablo Hernández, para darle una indicación rotunda y contundente: "Diles a tus compañeros que, al saque, se dejen meter el gol. Que se empate el partido".

"Nos miramos todos y decidimos que, si eran las instrucciones del entrenador, era lo que había que hacer. Acatamos sus órdenes. Y creemos que es lo mejor que teníamos que hacer moralmente", le relató el jugador a la cadena Cope.

El único que NO estuvo muy convencido de dejarse anotar fue Pontus Jansson, que todavía peleó por quitarle el balón al delantero del Aston Villa que iba a marcar. El defensor luego aclaró esa acción: "me genera fastidio que nos encajen un gol y más porque estábamos haciendo un gran partido en defensa y tampoco entendía muy bien la situación en ese momento". Posteriormente pidió disculpas y mencionó que el equipo había hecho lo correcto.

El juego terminó con empate a uno, el Leeds United ya no aspira a subir directo, le queda la repesca que tendrá que jugarse muy posiblemente contra el West Bromwich Albion, el cual descendió hace un año y busca regresar.

¿Cuáles serían las pérdidas económicas para el club Leeds United por la decisión de Marcelo Bielsa de empatar el juego? Le pregunté a Mirko Fleming, un colega londinense: "Fue una decisión de una categoría y ética impresionante que se debe de aplaudir de pie por el mundo entero. Pero NO sé si en lo privado y en su círculo cercano, Andrea Radrizzani, el empresario italiano que le va a la Juventus y que es dueño del Leeds desde hace dos años, haya pensado y hecho lo mismo. Quizá la decisión le provocó un infarto o le arrancó la vesícula por el derrame de bilis. ¿Sabes cuánto puede perder en caso de no ascender en la repesca? ¡Cuando menos 100 millones de euros!".

¿Tanto así? —interrumpí a Mirko—. Claro, puede ser muchísimo más que eso, yo te hablo de sólo los derechos de televisión que aquí se negocian de manera global por la Liga para la Premier y la Championship, y que están a la vista de todos, porque la Liga los da a conocer. Te pongo un ejemplo: el West Bromwich Albion, último en la clasificación y que descendió el año pasado, generó una ganancia de 108 millones de euros sólo por concepto de la venta de sus derechos de televisión global que hizo la Liga. Y eso que descendió, si hubiera quedado en décimo como el Newcastle, hubiera ganado más de 120 millones de libras, que son más de 140 millones de euros. ¡Eso puede haber costado esa decisión si no asciende! —No pues si yo fuera el dueño, si me hubiera dado un infarto —le contesté y soltamos la carcajada.

Y es que esta decisión de Bielsa que el mundo aplaudió, tiene otra cara y quizá otra postura: la de los dueños. Para la gran mayoría de ellos y en cualquier parte del mundo, antes de un juego o una labor social, el futbol es un negocio que tiene que generar. Su incursión en este sector no es ni será una labor altruista, por más que se den golpes de pecho con el verso de que pierden dinero en el futbol.

Muchas preguntas me vienen a la mente. Honestamente, ¿qué hubiera hecho usted si hubiera sido el dueño del Leeds United? ¿Le habría aplaudido el gesto a Bielsa o se la hubiera mentado en privado por hacerle perder dinero? Si usted fuera el técnico y su equipo necesitara de la victoria para salvarse, y pasara lo mismo que al United, ¿se dejaría empatar aunque significara eso el descenso? Imagínese al Atlas o al Cruz Azul, en el último minuto de la Final donde podrían coronarse viviendo una situación así, ¿se dejarían empatar y arriesgar el título? ¿Qué pensaría como dueño? ¿Qué pensaría como aficionado?

En un mundo ideal, perfecto, seguro que TODOS coincidiríamos en una misma decisión: la ética, la honestidad, ante todo. Se hubiera actuado como lo hizo Bielsa, pero ese mundo lamentablemente NO existe. Por supuesto que habrá detractores de ello, es una simple condición humana y algunos, de manera pública (que serán los menos), lo harán para evitar críticas, mientras que muchos otros, en privado, censurarían la medida si ellos, sus intereses o sus bienes, se pusieran en peligro.

Se llegaría al discurso y coartada simple: son cosas del deporte, a veces se gana, a veces se pierde; a veces se equivocan a favor, a veces en contra. Y en este carrusel de mil y un pretextos para no actuar conforme a la ética, seguimos conduciéndonos en el deporte y en la vida sacando provecho de lo que nos conviene en lo individual y no en lo colectivo. Dejamos que la vida siga igual, en lugar de procurar cambiarla o modificarla para bien. Hay hasta quien dice —y está convencido— que engañar al árbitro fingiendo una falta es parte del juego; una simple picardía, dicen algunos. Aún entendiendo el fondo de ello, a veces me pregunto: ¿cambiaría mucho el juego sin esa 'picardía'?

Por eso coincido con lo que escribió Eduardo Galeano en su libro 'Patas para arriba', en el que señala que vivimos de una forma inversa: "El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo. Así practica el crimen y así lo recomienda. En su escuela, escuela del crimen, son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen".

Hoy en el futbol y en la vida importan mucho más los resultados, que el procedimiento. Se venera el triunfo, sin importar el cómo se obtuvo. El triunfo, el trofeo, el título parece lo único que importa; ¿realmente ese es camino correcto?

De ahí la magnitud de la acción de Bielsa que provocó no sólo el aplauso, sino la reflexión sobre el accionar en el deporte y en la vida. Estos ejemplos deben convertirse en una pandemia y ser cada vez más constantes tanto en las Ligas profesionales, como inculcar y premiar acciones similares desde las fuerzas básicas, desde la escuela para que se conviertan con el tiempo en un hábito, en una constante.

En México, han existido casos similares. Recuerdo aquel donde Othoniel Arce, jugando con el San Luis, se pasó de vivo contra el Coras de Tepic en la fecha 12 del Clausura 2016 y su técnico reaccionó igual que Bielsa. O aquel de Tecos de fuerzas básicas, en el que Mauricio Gallaga ordenó a su jugador fallar el penalti frente al Pachuca por no haber respetado el fair play. También el 'Chelito' Delgado hizo gala del fair play en un juego con Necaxa, cuando le pitaron una pena máxima a favor por una supuesta falta del arquero, el argentino habló con el árbitro, le indicó que no había falta y nada se marcó. NO hubo necesidad de VAR, sólo de honestidad.

Difundir estos actos, masificarlos, viralizándolos, puede crear conciencia. No necesariamente provocará que tengamos mejores futbolistas, pero sí mejores seres humanos y de eso se trata el deporte en sí. Bueno por lo menos eso creo yo. ¿Usted qué piensa al respecto?

"El código moral del fin del milenio no condena la injusticia, sino el fracaso" - Eduardo Galeano.

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