El Real Madrid volvió a ser campeón de Europa, eso no es noticia ni nada nuevo, aventó por delante su historia, sus blasones, sus credenciales y actuó de Madrid, por ello fue el monarca de tan espeluznante duelo.
Abrazar el término merecimiento podrá parecer endeble, sigo creyendo que la pelota en esta ocasión no botó hacia el lado correcto o que debería.
Mi corazón Atlético podría dar la impresión que sesga mi pensar, estoy cierto no es así, la encomiable bravura de esta institución merecía mejor recompensa. Máxime porque este estilo, si bien es agreste, ha sido catalogado como improcedente y hasta ilegal, por ello necesitaba validarlo con una corona, no sucedió así, y por ende el peculiar sello de este fabuloso equipo seguirá en la cornisa de la aceptación.
Si quieres leer la columna completa adquiere tu RÉCORD en tu puesto de periódicos o suscríbete a la edición digital dando clic en la imagen de abajo.
