El viernes me tocó la transmisión en Tijuana del duelo Xolos versus Pachuca, y más allá de la felicidad que me produce viajar y estar en la fabulosa plaza de Tijuana, durante el partido confirmé que estamos en presencia de tres chamacos mexicanos que transitan por otra dimensión.
Juegan para el Pachuca y sus nombres ya son conocidos: Hirving Lozano, Erick Gutiérrez y Rodolfo Pizarro. Escuincles con un desparpajo y virtudes fuera de lo común; jóvenes con una lucidez y capacidades técnicas superlativas. Voy a intentar desmenuzar a cada una de estas tres joyas de la corona.
Empiezo por el que a mi entender es el más brillante: ése eres tú, Erick Gutiérrez. Posees una pierna izquierda privilegiada, pero tu máxima condición descansa en tu visión, siempre estás un paso adelante de todos, tanto de propios como extraños. Eres el futbolista mexicano con mejor control orientado; cada vez que la pelota va a llegar a tus pies identificas hacia dónde debes orientarla, para alejársela al rival y facilitarte la vida. Y si tus inverosímiles e inigualables capacidades técnicas fueran insuficientes, también le agregas a tu juego la recuperación del balón, recorres y abarcas muchas zonas del campo; sencillamente eres un mariscal de campo de élite.
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