Karim Benzema es un jugador peculiar. Ya le conocen. Demuestra una exquisita técnica en el campo, inteligencia al leer el juego de ataque pero una apatía en ocasiones que llega a desesperar. Pero fuera del terreno de juego parece otro personaje. Son noticias sus salidas nocturnas, sus ganas de divertirse, su temeraria conducción de sus coches deportivos –multado por ir a más de 240 kms/h y por participar en carreras ilegales- y, lo último que acabamos de conocer, su presunta participación en una extorsión a un compañero de la selección francesa con un video de contenido sexual.
Fuera y dentro del campo parecen dos personas diametralmente opuestas y parece mejor, más equilibrado, el Benzema jugador.
No le habrá gustado al Real Madrid, ni a sus seguidores, ver a su delantero centro detenido en Francia para dar cuenta ante el juez de un asunto turbio, muy feo, que tarde o temprano se aclarará en cualquier sentido. El jugador volvió a Madrid después de su declaración, de la que hay noticias contradictorias, y como si nada hubiese pasado se entrenó con el resto de sus compañeros. El presidente del club, que dicen que es su protector, se acercó a interesarse por su caso dando sensación de normalidad. Pero no es una situación cómoda para nadie y aunque no debemos prejuzgar, sí está claro que Benzema tiene dos caras. Ojo que se dice por ahí que en el caso de resultar condenado en un hipotético juicio la pena podría ser de hasta cinco años de cárcel... No es un tema menor ni contribuye a la normalidad en el Real Madrid.
Tampoco contribuye a un buen ambiente el coqueteo de Cristiano Ronaldo con el PSG que captaron las cámaras de televisión y destaparon las especulaciones. Recuerdan que días antes el portugués había dicho que “quién sabe si abandonaría el Real Madrid”; pues bien, no se le ocurre otra cosa que lucir su buena relación con el entrenador del equipo francés y con su dueño, el jeque millonario con el que parece tener cierta complicidad. ¿Qué hay detrás de esta innecesaria exhibición? Posiblemente nada, pero sabiendo que todos buscaban captar algún detalle de su relación con el PSG, Cristiano debió ser más prudente. Aunque bien es verdad que la prudencia no es una de sus cualidades. Tiene otras muchas, pero ni la prudencia ni la modestia. Ayer mismo se autocalificó de “jugador leyenda”. Es verdad que algún día lo será, cuando le juzgue la historia del futbol. Mientras es un extraordinario jugador.
En estas circunstancias afronta el Real Madrid un partido muy importante en Sevilla. El equipo andaluz está muy necesitado de una gran actuación porque sus seguidores pueden perder la paciencia por su mal arranque de la temporada. La visita del equipo blanco se quiere ver como una buena ocasión para remontar el vuelo, aprovechando las dudas de juego, que no dé resultados, que demuestra el cuadro de Rafael Benítez. Lo que tranquiliza a los seguidores del Real es su fortaleza defensiva, a pesar de que no podrá contar con Keylor Navas debajo de los palos.
Ya hay ambiente de recuperar jugadores pensando en la visita del Barcelona, pero también los suplentes están cumpliendo. Igual ocurre en el partido liguero del otro líder de la Liga, que recibe a un incómodo Villarreal. Es verdad que entre Neymar y Luis Suárez están compensando la falta de Messi, pero el equipo no ha alcanzado su plenitud y es más resultadista que brillante. Lo que tampoco está mal.




