Isaac del Toro dijo recientemente en una conferencia de prensa: "No tengo nada que perder", y esa es, probablemente, la mejor mentalidad que se puede tener. Es una mentalidad de libertad, donde sabes que lo ganado quedó en el pasado. No cargas los triunfos, pero si te quedas con la experiencia.
Esa frase refleja una mente entrenada para el presente, libre del ego y del miedo al fracaso. Es la primera vez que Del Toro participa en el Giro de Italia y ya ha hecho historia al convertirse en el primer mexicano en vestir la Maglia Rosa, símbolo del líder general. Ayer, además, consolidó su posición al ganar la etapa 17.
Pero más allá del resultado, lo que verdaderamente destaca es su enfoque. En una competencia donde los cuerpos están al límite, la batalla más intensa no está en las piernas, sino en la mente.
La mente puede ser nuestro mejor aliado o nuestro peor enemigo. Nos dedicamos a entrenar el cuerpo, a perfeccionar la técnica, pero pocas veces entrenamos la mente con la misma dedicación y empeño, para no sabotearnos con pensamientos negativos, descalificantes o paralizantes.
Como coach, he visto cómo las personas más capaces pueden quedarse estancadas por una sola creencia limitante. Y lo mismo ocurre en el deporte, en el trabajo y en la vida.
Isaac, con tan solo 21 años, lidera uno de los eventos más exigentes del ciclismo mundial. No lo hace desde décadas de experiencia, lo hace desde la disciplina, constancia, actitud, enfoque y autoliderazgo. Como él mismo ha dicho, – rendirse no es una opción–.
Y, sin embargo, lo más difícil quizá no fue llegar, sino mantenerse con los pies en el suelo. En apenas dos años pasó de ser una promesa a convertirse en protagonista del Giro. Ha demostrado su capacidad de adaptación y de ver proceso por encima del resultado.
Porque el reto ahora no es sólo pedalear más fuerte, sino sostener esa mentalidad de libertad más allá de los reflectores, de los contratos que se avecinan, de los seguidores, de los titulares. Que el personaje no minimice a la persona.
Desde una perspectiva de coaching, Isaac nos está dando una lección poderosa: liderar no es controlar, es confiar; no es aparentar, es sostener; no es gritar, es inspirar con el ejemplo.
Del Toro no sólo está conquistando montañas físicas. Está conquistando algo mucho más profundo: una visión, un sueño, una mentalidad a prueba de expectativas externas e internas.
Y eso nos toca a todos. Cada persona, en su trabajo, en su familia, en su camino, tiene su propio Giro que enfrentar.
¿Estás entrenando tu mente con la misma intensidad con la que entrenas tus habilidades técnicas? ¿Tienes claridad sobre tu visión o estás pedaleando sin rumbo?
Isaac nos recuerda que, a veces, lo único que nos separa del éxito no es el talento ni la suerte... sino el coraje de mantenernos libres, auténticos y presentes en cada etapa de nuestro camino.




