Resulta imposible no hablar del álgido tema que en el presente vive nuestro querido futbol. La cantidad de futbolistas no nacidos en México que militan actualmente en la Liga crece cada día más y parece no decrecerá en el futuro próximo.
Futuro preocupante e incierto es el que creen se nos viene si no se hace algo al respecto. En parte tienen razón. ¿Adónde vamos a parar si no restringimos la cantidad de extranjeros? Exigimos más oportunidades para nuestros jóvenes mexicanos; sin embargo, la realidad indica que hoy existen planteles que cuentan con 12 o 13 futbolistas no nacidos en nuestro país. Millonarias inversiones en fuerzas básicas que difícilmente encuentran retornos que permitan considerar sano, justificable y rentable dicho gasto.
La visión de casi todos exige una necesaria y urgente reducción a dicha regla; sin embargo, la opinión de varios de los dueños y/o presidentes es contraria y también entendible. Argumentan lo siguiente: Por qué debo yo preocuparme por el surgimiento de jóvenes, los que tienen calidad terminan invariablemente ganándose un lugar. Yo debo ocuparme en ofrecer a mi afición un producto que sea atractivo; hoy en día la facilidad de consumo que encuentra el aficionado para acceder a otras Ligas, me obliga a invertir y construir equipos sólidos, llamativos, rimbombantes y, muy probablemente, ganadores. La FMF debe ocuparse de ello; yo junto con mi club debo ocuparme de tener planteles vastos, competitivos y que me acerquen a la conquista de mis objetivos; si es con mexicanos o extranjeros, me da igual. Veo poco probable que en futuro próximo se modifiquen las reglas; por lo tanto, mi propuesta sería: Si no se van a reducir las plazas de extranjeros y no se va a atentar contra las leyes migratorias de nuestro país con respecto a los requisitos de naturalización que el gobierno exige, entonces deberíamos desarrollar mecanismos que permitan evitar la llegada de foráneos que no vengan a enriquecer la Liga. Candados que obliguen a los clubes a contratar sólo futbolistas no nacidos en México que en verdad marquen diferencia.




