Tata Martino, con hartazgo en la Selección Mexicana

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DE LA ILUSIÓN A LA FRUSTRACIÓN

RADIOGRAFIA EN 10 DÍAS…

Se levanta antes que todos, desayuna poco, conversa unas cuantas palabras, se despide, sube a su habitación, reposa y baja a charlar con su gente cercana, con algún amigo que lo visite, charlas del comportamiento y futbol de cara a la Copa del Mundo, explicando y entendiendo a cuatro años de distancia lo complicado que ha sido del proceso y cómo entender el manejo de que lo que seguramente además de un reto ha sido la misión más complicada de su carrera y no por lo futbolístico, sino por el manejo y entorno del producto Selección Mexicana.

Un técnico que ha sido marcado como el enemigo público de la afición mexicana, que prefiere aguantarse la respiración y optará por no generar un conflicto o una polémica, quien se da el lujo de no presentarse a un entrenamiento y no comunicarle a nadie más que a su círculo más cercano, quien ha abierto la brecha para el técnico del 'futuro', quien se jacta de dejar un legado de jóvenes en selección, que dicho sea de paso los descubrió en el último semestre por la necesidad y urgencia de cambiarle la cara a su proyecto, un entrenador que lo que más disfruta en este momento es lo que le resta de contrato, sin esperar o analizar lo que pueda o no hacer en la Copa del Mundo.

Un Gerardo Martino con hartazgo, preocupado y por momentos frustrado por los intentos sin resultados, y con nulos beneficios más que los que su cheque mensual, intentando disfrutar los momentos de la concentración de cara a la Copa del Mundo. Mostrando su autoridad y control de la Selección Mexicana en cada instante, demostrando la poca confianza y comunicación que tiene con las nuevas caras del Tri, o la desaprobación por completo de la estructura que lo acompañó durante cuatro años.

Un Martino que se ha convertido en un deleite en las conferencias de prensa, un deleite de franqueza, dureza y transparencia, un entrenador que a pesar de que en el deportivo ha quedado a deber en cuanto a lo que se esperaba de acuerdo a su palmarés y lo que ahora se tiene.

En esta última concentración Martino y la Selección Mexicana dejaron en claro varias cosas, pero primordialmente que el compromiso por revertir la situación futbolística existe, que lejos de las paredes que alejan a la selección como grupo hacia el exterior, este grupo rema o intentara remar parejo.

Una Fecha FIFA que durante 10 días se convirtió en un tormento entre lesiones, bajas, falta de trabajo, pocos espacios para ir a la cancha, algunos momentos para que el cuerpo técnico disfrutara de todo su plantel y resolviera las dudas de cara a la Copa del Mundo, el mismo tiempo le fue otorgando incertidumbre, dudas, contemplaciones, y un giro por completo a su plantación original y sobretodo a la manera en que va a encarar las semanas antes del Mundial. Siendo el enemigo público las lesiones y el mejor amigo del jugador su médico. Una selección que trata de llegar lo más sano posible y sin ninguna baja más.

DE LA CANCHA AL ESCRITORIO, LA BRECHA

Mientras que en el vestuario está la falta de comunicación, la grieta gigantesca que se ha abierto entre escritorio y cancha es muy notoria y cada día más larga, los jugadores intentan no sumirse en ella y evaden por completo todo a su alrededor y se fijan en convertirse en un mejor grupo, sin que los inquiete ni la presión popular, la ausencia o falta de algún jugador, o la poca o nula comunicación de las cabezas del proyecto.

El escritorio de la Selección Mexicana nada tiene que ver en este momento con el proyecto de Gerardo Martino, incluso a leguas se nota su poco respeto a sus directivos, la nula confianza, y sobre todo la poca inclusión en la búsqueda del objetivo mundialista, una de los tantos temas en los que el entrenador de la Selección Mexicana ha dejado su mano sobre la mesa, su gente acumula más poder y responsabilidades en el proyecto y los que lo acompañan de pantalón largo son sus principales vigilantes y a la espera de alguna oportunidad para sumar o involucrarse en algunas decisiones que no sólo tengan que ver con la comodidad o logística del grupo.

Todo es con cautela, pocos se animan o levantan la mano sin saber lo que opinaría el cuerpo o técnico o parte del mismo, pocos son los que se aventuran o encarrilan sin miramientos, y es que poco o mucho de lo que Gerardo Martino deja o ha dejado hasta ahora en Selección Mexicana en todas las áreas es el orden y la disciplina, la manera en sacarle el mejor provecho a las situaciones como orden, y en su grupo directo la disciplina, y ejemplos varios, tanto con jugadores como con los que lo acompañan en cada partido.

Una Selección Mexicana que se alista a poco más de 50 días de la Copa del Mundo con incertidumbre en la cancha por los resultados y la manera de jugar, aunque lejos del estimado colectivo del crecimiento de la selección frente a los grandes y en donde la presión se manifiesta a favor y en contra. El principal conflicto de este equipo está más allá de la cancha y está más al interior.

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