El científico británico Yannis Pitsiladis desde hace años se encuentra concentrado en encontrar la fórmula que hará que un hombre rompa la barrera de las dos horas en la distancia del maratón.
Su objetivo es redefinir los límites del rendimiento deportivo, entrenando a un ser humano que sea capaz de correr los 42 kilómetros a una velocidad nunca antes lograda, sin usar ningún tipo de drogas para mejorar el rendimiento.
El récord mundial actual en esta distancia es 2hrs, 2min y 57seg (Kimetto, 2014), es decir, el objetivo es reducir casi tres minutos, que aunque suene poco a nivel competitivo, reducir tan sólo unos segundos puede ser cuestión de años de entrenamiento.
Para lograrlo, se requeriría del 85 al 90 por ciento de la máxima capacidad aeróbica de un corredor, el doble de la capacidad de un hombre promedio, un ritmo cardíaco sostenido de 160 a 170 pulsaciones por minuto.
Lograr el Sub-2 es un resultado que se ha especulado desde hace muchos años, en los 90 se pronosticó que se lograría entre los años 2028 y 2041. Sin embargo, Pitsiladis asegura que se logrará antes del 2019.
Algunos corredores élite opinan que es posible y sólo cuestión de tiempo, pero otros opinan que es humanamente imposible correr 42 km en menos de dos horas.
El equipo del Proyecto Sub-2 está haciendo pruebas con corredores entrenando en la zona del Mar Muerto. Su hipótesis es que entrenar a una altura menor a la del nivel del mar logrará que el rendimiento de los corredores sea aún mayor que ningún otro sitio debido al incremento de oxigenación que se recibe en esa altitud.
Existen teorías de que los atletas que viven en algún sitio de gran altitud y que entrenan a menor altitud tienen mejor rendimiento. Y a pesar de que hay soporte científico de este método, Pitsiladis no está convencido y experimenta con atletas entrenando a gran altitud y también todo lo contrario.
Su intención es probar el rendimiento de los atletas a diferentes altitudes y estimular al cuerpo a producir aún más células rojas y observar si el cerebro se adapta a entrenamientos exigentes y escasos de oxígeno, teniendo como resultado mayor velocidad de carrera a nivel del mar.
Su especulación es que corredores kenianos y etíopes, que dominan el maratón, podrían beneficiarse de entrenar en el Mar Muerto, por su natural capacidad de transporte de mayor oxígeno a los músculos, se tendrían microfisuras musculares de una manera que no sería posible en las zonas altas y esto probablemente los capacitaría para correr más rápido.
Sub-2 tiene pilares claves de estudio: nutrición, biomecánica, entrenamiento, eficiencia de carrera, genética, tecnología y medicina deportiva. La intención de los científicos es retar el status quo de todas estas áreas y explorar posibilidades no pensadas.
Por ejemplo, tener la posibilidad de monitorear la temperatura del cuerpo del corredor a través de la ropa y encontrar la relación que tiene con la temperatura ambiente durante el maratón y poder avisarle al corredor si viene una zona más ‘fresca’ donde puede apretar el ritmo de carrera.
Correr es también un juego de estrategia, sobre todo a estos niveles competitivos donde cada segundo podría estar influido por un sinfín de factores. Interesantísima la investigación y sobre todo la persistencia de Yannis Pitsiladis por lograr esta meta. Vale la pena seguirle la pista.




