El secreto para correr más rápido: un poco de sal

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Opiniones, análisis y puntos de vista de los principales columnistas deportivos de RÉCORD. Entérate de lo que piensan los expertos del futbol mexicano y más.

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¿Usted me creería si le digo que el secreto para correr más rápido, para levantar más peso en el gimnasio o para dar más de lo normal durante una sesión de entrenamiento está en una simple pastillita de sal?

Pues créame, porque al parecer, ése es el secreto para tener mejor rendimiento deportivo. Al menos basta con creerlo para que así suceda.

Un estudio reciente realizado por la Universidad de Glasgow, en el Reino Unido, analizó la resistencia de corredores ante el estímulo de un químico inyectado durante cierto tiempo. La sustancia suministrada prometía tener efecto similar a la eritropoyetina o EPO, una proteína que estimula la producción de glóbulos rojos. En muchos deportes, la EPO se ha utilizado para el dopaje, porque más glóbulos rojos significa más oxígeno en los músculos y por lo tanto mejora en la resistencia.  

La investigación incluyó un grupo de 15 atletas de entre 27 y 34 años, con tiempos en carreras de 10 kilómetros de 39 minutos, es decir corredores rápidos o al menos más que el promedio. A los voluntarios se les aseguró que se trataba de una formulación de EPO que era legal para su uso en investigación. También se les informó que el fármaco mejoraría su rendimiento deportivo.  

Sin embargo, la ‘droga’ no era otra cosa más que una sustancia salina, que se administró por inyección, ya que investigaciones anteriores han demostrado que el efecto placebo de una sustancia tiende a ser más fuerte cuando es inyectada en vez de tragarla.  

Antes de iniciar el régimen con el líquido, los corredores hicieron una prueba de carrera de tres kilómetros, para medir sus tiempos. Durante la siguiente semana, una parte del grupo siguió entrenando de manera normal, mientras que otros se autoinyectaron el líquido placebo diario.  

Pasada una semana, volvieron a hacer la prueba de 3K y durante los siguientes siete días, los grupos de control y placebo se intercambiaron, inyectando ahora a los corredores que durante la primera semana no habían recibido la sustancia. Finalmente, se volvió a medir el tiempo de carrera en tres kilómetros, en ambos grupos.

Durante el proceso, se recopilaron además datos de cómo se sentían los hombres tanto físicamente como mentalmente durante sus entrenamientos y carreras.  

Los resultados del estudio me parecen sorprendentes: todos los corredores reportaron haber sentido que la ‘droga’ había tenido grandes efectos en su rendimiento.  

También aseguraron que durante la semana que recibieron las inyecciones, sus entrenamientos fueron más fáciles y sentían más motivación mental para rendir más. Uno de los corredores incluso dijo que en el gimnasio había logrado hacer mucho más de lo normal y que al correr se sentía menos cansado.  

Además, la mayoría reportó que su recuperación después de los entrenamientos era mejor al recibir las inyecciones. Y lo más increíble, todos mejoraron significativamente sus tiempos en la prueba de 3 kilómetros después de tomar la ‘droga’, en comparación con sus tiempos al inicio del experimento.  

Me resulta extraordinario pensar que bastó con decirles a los corredores que la ‘ayudita’ los iba a hacer correr más rápido para que lo lograran. Usted qué opina, ¿será suficiente con tomar un poco de agua salada? El inconveniente es, sin duda, que será difícil engañarnos a nosotros mismos.