Hasta la más benéfica de las actividades, llevada al extremo, tiene su lado negativo. Y el ejercicio, específicamente correr, no se salva de esta verdad universal.
El compromiso hacia la actividad puede llegar al grado de convertirse en dependencia y compulsión, causando estragos, no sólo en la parte física, sino en lo social y psicológico. La creciente moda por correr, los estereotipos sociales, el espíritu competitivo y los numerables beneficios inmediatos que se obtienen al correr han convertido a los corredores en presas de la adicción a correr. Esta condición ha sido nombrada por médicos españoles como 'runnorexia'.
Cuando correr es el centro de tu vida y se interpone o te obliga a cancelar eventos sociales, familiares o de trabajo, puede ser que estés sufriendo de esta enfermedad, caracterizada por la falta de perspectiva sobre el rol del ejercicio dentro de la vida de una persona.
Un adicto al ejercicio no percibe valor en actividades no relacionadas con su deporte, para él la actividad física está sobrevaluada en comparación con otras cosas significativas de la vida.
El diagnóstico de esta adicción comienza por evaluar si la persona está dejando de tener conexión social por estar entrenando, si una lesión, fatiga o enfermedad no son impedimento para hacer ejercicio o si todo el tiempo libre lo usa para hacer entrenar.
Causas de la adicción a correr
Son muchos los factores que pueden promover esta adicción, la parte biológica pareciera la más obvia y ha sido la más estudiada.
Es sabido que al correr el cuerpo genera una serie de sustancias químicas (endorfinas, dopamina, etc.) que son las responsables de hacernos sentir placer y bienestar. El organismo, al percibir placer, activa el sistema de recompensa y pide más, un mecanismo del cerebro que actúa de forma similar tanto en las adicciones de conducta (como la del ejercicio) como en las adicciones a sustancias químicas.
Sin embargo, los expertos aseguran que el factor psicológico tiene mayor peso en esta adicción. La presión social por cumplir con ciertos estándares tanto estéticos como competitivos, una baja autoestima y creencias irracionales son algunos de los detonantes. Los corredores altamente competitivos son particularmente vulnerables a esto, ya que encuentran mucha gratificación en los beneficios obtenidos por el entrenamiento.
El problema con la 'runnorexia' es que como en cualquier otro proceso adictivo, la negación es parte del problema y difícilmente el adicto se da cuenta a tiempo. Generalmente es la gente cercana quien puede hacérselo notar y ayudarlo.
La recomendación para las personas que logren reconocer esta adicción, es pedir ayuda profesional, para encontrar la verdadera causa por la cual están “corriendo”. El siguiente paso es seguir la guía de un entrenador que defina un programa especial, considerando tiempos adecuados de descanso.
Además se recomienda no agregar sesiones de entrenamiento en tiempos o días libres, sino usarlos para convivir con familia o amigos o alguna otra actividad recreativa. Finalmente, se recomienda que la persona defina objetivos en otros aspectos de su vida o aprenda algo nuevo, con la intención de encontrar motivación en otras actividades y lograr el balance diario.




