Ser un mejor corredor

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Opiniones, análisis y puntos de vista de los principales columnistas deportivos de RÉCORD. Entérate de lo que piensan los expertos del futbol mexicano y más.

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Correr puede sonar muy sencillo, podríamos decir que para empezar sólo se necesitan tres cosas: un par de tenis, abrir la puerta y salir. Una vez que se logra dar el primer paso, los que siguen, aunque puedan ser un poco difíciles, saldrán casi en automático y los beneficios empezarán a llegar como magia: energía, buen humor, satisfacción, quema calórica, mejor circulación sanguínea, fuerza, resistencia. Podría enumerar cientos de beneficios que he experimentado al salir a correr media hora en la mañana, pero el más importante es que nos da salud.

Algunos estudios científicos han demostrado que el cuerpo de corredores de la tercera edad permanece con ciertos procesos corporales y rasgos genéticos de los de un joven de 18 años. También se ha encontrado, que la incidencia de enfermedades metabólicas se reduce considerablemente en las personas que corren habitualmente, así como las posibilidades de padecer enfermedades como Alzheimer y depresión.  

Todo eso suena maravilloso y me atrevería a decir que pocos corredores realmente están motivados o conscientes de todos estos beneficios, sino que están – estamos – más bien concentrados en la gratificación inmediata que se obtiene después de correr. En la energía, la satisfacción, la medalla. Nada de malo en eso, incluso, en un estudio científico realizado en la Universidad de Michigan se encontró que la gente que practica deporte con fines de salud o para bajar de peso tienden a invertir una menor cantidad de tiempo que los que se ejercitan por buscar las recompensas inmediatas, como menor estrés, más energía o la oportunidad de convivir con amigos o familiares. Según los científicos, debemos de ver la actividad física como un combustible diario. Para mí, la paradoja es que para hacer ejercicio, y específicamente para correr, forzosamente necesitamos de salud óptima y eso es algo que olvidamos cuando las carreras se convierten en un objetivo ambicioso. Y es por eso que tenemos que convertirnos en mejores corredores.

Para ser un mejor corredor se necesita tener clara consciencia de que correr da salud, pero para correr, necesito (cuidar) mi salud. Y eso significa ser sensato en los objetivos que nos planteamos, entrenar adecuadamente, no confiar en que la ‘experiencia’ como corredor es suficiente para inscribirnos a un maratón sin haber seguido la preparación adecuada. Para poder seguir disfrutando de correr tenemos que cuidar la alimentación, las horas de sueño, ser responsables y coherentes en las decisiones que tomamos, no creernos superhéroes, salir de fiesta, dormir tres horas y luego despertar para participar en una carrera de 10K sólo porque ya estábamos inscritos. Seguramente saldrán los 10 kilómetros sin problema, tal vez con un poco más cansancio de lo normal, pero el cuerpo guardará la deuda y eventualmente pasará la factura.  

Para ser un mejor corredor, tenemos que aprender a escuchar a nuestro cuerpo y eso no es un concepto esotérico, es poner atención, es no ignorar un dolor de rodilla o de tobillo y creer que con descansar se soluciona, es reconocer una noche de insomnio, un dolor de cabeza o espalda; es tener un plan de acción para tener un cuerpo fuerte y suficientes horas de descanso y recuperación de energía. El cuerpo es sabio, tan sabio que dice abiertamente cuando es necesario parar y es importante escucharlo. Amigo corredor, ¿qué le parece sin el 2016 nos comprometemos a ser mejores corredores?