Carta de la Directora: Diez años de velocidad y responsabilidad

Diana Pérez

Directora Editorial de RÉCORD con más de 20 años de carrera. En su columna podrás encontrar reflexiones sobre el deporte.

Carta de la Directora: Diez años de velocidad y responsabilidad
Carta de la Directora: Diez años de velocidad y responsabilidad | Carta de la Directora: Diez años de velocidad y responsabilidad

Diana Pérez

Directora Editorial de RÉCORD con más de 20 años de carrera. En su columna podrás encontrar reflexiones sobre el deporte.

Diez años después de su regreso, el Gran Premio de México no solo sigue rugiendo, sino que se ha convertido en uno de los pilares del deporte espectáculo en el país. La Fórmula 1 encontró en el Autódromo Hermanos Rodríguez un escenario vibrante, con una afición que llena gradas, inyecta pasión y genera cifras que trascienden lo deportivo.

Según datos del Gobierno de la Ciudad de México, el evento deja una derrama económica superior a los 15 mil millones de pesos, impulsa el turismo, la ocupación hotelera y el consumo local. Es, sin duda, una maquinaria bien aceitada que demuestra que México puede organizar —y capitalizar— eventos de primer nivel.

Pero esa es solo una parte del reto. La otra está en sostener la estructura que lo hace posible: la seguridad, la confianza y la estabilidad. Porque detrás de cada piloto, cada patrocinador y cada visitante extranjero, hay una percepción que se construye o se destruye con la misma rapidez con la que se apagan las luces del semáforo.

México está en el mapa del deporte global. No solo por el Gran Premio de Fórmula 1, sino por lo que viene: el juego de la NBA en noviembre, el Mundial varonil de 2026, los juegos de la NFL también en 2026 y la posible sede del Mundial Femenil 2031. Cada uno de estos eventos representa una oportunidad de desarrollo, promoción y posicionamiento internacional. Pero también una prueba de madurez.

El país debe acostumbrarse a ver estos espectáculos no como excepciones, sino como parte de su identidad moderna. El mexicano merece vivirlos, disfrutarlos y sentirse orgulloso de que ocurran aquí. Y los políticos deben entender que más allá de la foto en el podio o la invitación al palco, su verdadero papel está en garantizar seguridad, proyectar confianza y sostener la infraestructura que hace posible que el mundo mire hacia México con respeto.

Porque la velocidad de la F1, el vuelo de la NBA, la pasión del futbol y la fuerza de la NFL solo tienen sentido si también aceleramos hacia un país que sepa aprovecharlos.