En la edición 2025 de los Juegos Mundiales en Chengdú, China, la Selección Femenil Mexicana de flag football revalidó su supremacía: venció a Estados Unidos 26-21 en una final dramática, asegurando el bicampeonato tras su oro en Birmingham, Inglaterra 2022. Con un marcador tan apretado como emocionante, el pase decisivo de Diana Flores a Victoria Chávez, con solo un segundo en el reloj, selló la victoria más épica del torneo.
Este triunfo no fue casualidad, sino la culminación de años de trabajo, esfuerzo y una trayectoria que merece ser celebrada con la visibilidad que aún escasea. Desde las ligas de barrio y las escuelas —donde muchas jugadoras comenzaron entrenando en canchas improvisadas— hasta protagonizar comerciales en el Super Bowl, Diana Flores se ha convertido en símbolo de rendimiento, pasión y perseverancia.
Figuras como Allison Salazar, que brilló defensivamente con intercepciones clave, Tania Rincón y Mónica Rangel, fundamentales en la ofensiva, y la capitana Silvia Contreras, referente incuestionable del equipo, muestran que este éxito es colectivo. Es la victoria de un grupo que ha roto estereotipos, enfrentado carencias y que hoy levanta el nombre de México en lo más alto del mundo.
Este bicampeonato nos deja una lección poderosa: el talento de estas jugadoras no necesita demostrar nada más, lo que necesita es cancha, visibilidad y apoyo constante. No podemos seguir celebrando solo cuando levantan la copa; debemos acompañarlas en el proceso, invertir en su desarrollo y contar sus historias con la misma pasión con la que se cuentan otros sucesos deportivos. Porque cada pase, cada intercepción y cada touchdown llevan detrás años de esmero y sueños que merecen más que un aplauso momentáneo.
Ellas ya rompieron barreras, conquistaron al mundo y pusieron en alto el nombre de México, ahora, nos toca a nosotros corresponder con hechos: mayor difusión, instituciones que las impulsen y una afición que las acompañe en cada jugada.
El futuro ya está aquí y viste de verde, blanco y rojo; y si algo nos enseñó la selección femenil de flag football es que cuando las mujeres pisan la cancha, el deporte no solo brilla: se transforma.
¡Abramos cancha!




