La muerte de la primera actriz Silvia Pinal, en noviembre de 2024, dejó mucha tristeza y un enorme vacío en el medio artístico mexicano. Pero también significó un cambio total para Efigenia Ramos, su asistente por más de 30 años y con quien mantenía una estrecha amistad. Ahora, ella se dedica a vender comida a domicilio.
De la televisión a la cocina
Quien fuera su enfermera personal, asistente y compañía, compartió que, si bien fue liquidada por la familia de la artista e incluso está contemplada en su testamento, ha iniciado un pequeño negocio de alimentos a domicilio, apoyada por su hijo Alan, con quien también ofrece servicio para eventos de más de 100 personas.

“Me liquidaron. El negocio lo hemos hecho poco a poco. Por pandemia empezamos a vender comida para amigos que no podían salir. Nuestra comida es muy económica y todo es de primera. Hacemos comidas corridas, gourmet, para eventos, fiestas de más de 100 personas. A mi jefa le hacía bacalao y romeritos para Navidad. En sus fiestas también hacíamos comida”, comentó Efigenia para la revista TVNotas.
Detalló que su hijo sabe cocinar porque ella le enseñó y porque tomó varios cursos de cocina.
Miedo a emprender con un restaurante
Efigenia confesó que, de momento, prefiere seguir con la venta de comida a domicilio, pues teme abrir un restaurante debido a la inseguridad en el país.
“Me da miedo poner un restaurante por la inseguridad. En diciembre tenemos muchos clientes y llamamos a algunos amigos con carro y motos para hacer entregas. Si alguien se quiere asociar, si nos ofrecen un buen lugar, lo hacemos. La gente dice que tenemos buena sazón”, agregó.

Está incluida en el testamento de Silvia Pinal
Por último, Efigenia Ramos recalcó que fue liquidada por la familia de Silvia Pinal y, aunque le hicieron firmar una carta de confidencialidad, quedaron en buenos términos. Además, está contemplada en la herencia que dejó la actriz.

“Trabajé 35 años con la señora Silvia. A mí me liquidaron. La familia me trató muy bien. No tengo tema en eso. Me hicieron firmar un contrato de confidencialidad. Una de las hijas, no puedo decir nombres, fue quien pidió se hiciera la carta, pero de eso prefiero no hablar.
“Ahorita la herencia todavía no se ha repartido. Hubo una lectura, pero fue informal. Sí sé qué me dejó, pero prefiero no hablar de eso. Desde 2004 ella me amaba mucho. Hablo de hace 20 años. Ese testamento es de 2004. No hubo cambios”, concluyó.
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