Damián “Ruso” Zamogilny es uno de esos jugadores cuya historia va más allá de lo que pasó en la cancha. Su llegada a México estuvo marcada por la incertidumbre, la resistencia y la fe en un sueño que parecía imposible: el de llegar a la Liga MX.
En 2003, recién arribado a Querétaro, vivió durante seis meses en un cuartito debajo de una escalera. Apenas tenía lo necesario, pero no perdía la ilusión. Al año siguiente, en 2004, la realidad lo golpeó: fue deportado. Sin embargo, no se rindió. Pasó tres años sin equipo, probándose en nueve clubes distintos sin lograr un contrato.
El propio Zamogilny lo recuerda con crudeza:
“Yo viví 6 meses en un cuartito abajo de una escalera en Querétaro en 2003. Me deportaron en el 2004. Estuve 3 años sin equipo. Me probé (si no cuento mal) en 9 clubes que no me contrataron… Otro cabrón se hubiera ido al instante. Y al país lo vas queriendo de a poco”.

El recorrido en México
Su esfuerzo rindió frutos en 2006, cuando los Halcones de Querétaro le dieron la primera oportunidad profesional en territorio mexicano. A partir de ahí, su carrera fue en ascenso:
2006/07 – Halcones (México) → Puebla.
2008/09 – Puebla → Tecos UAG, en una transferencia valuada en 2 millones de euros, con una carta tasada en 850 mil €.
2011/12 – Tecos → Atlas, con valor de 1,3 millones €.
2012/13 – Atlas → Irapuato (cesión, 800 mil €).
2013/14 – Regresó a Atlas, cerrando ahí su trayectoria profesional antes de retirarse en enero de 2014.
En total, defendió camisetas con peso en la Liga MX como Puebla, Tecos y Atlas, además de vivir la experiencia del ascenso con Irapuato.





