Seleccionados del Tri vivieron la pasión por el futbol desde niños

Alan Pulido carga un trofeo de niño
Alan Pulido carga un trofeo de niño | ESPECIAL RÉCORD

Este lunes se celebra en nuestro país el Día del Niño, donde millones de infantes mexicanos festejan a lo grande la magia de la infancia. 

Por tal motivo, hoy recordamos la infancia de varias estrellas del futbol mexicano, que desde temprana edad evidenciaron su gusto por el deporte y talento para el balompié.

PULIDO PINTABA PARA BASQUETBOLISTA

Increíble, pero cierto, Alan Pulido era un niño que no quería ser futbolista, a pesar de llevar el futbol en la sangre al ser hijo de Armando Pulido, portero del Correcaminos de la UAT en los 80.

Cuando el jugador de Chivas era pequeño solía jugar basquetbol, era muy hábil para este deporte e incluso formó parte de un equipo que lo llevó a participar en varias competencias; sin embargo, las cosas cambiaron cuando decidió seguir los pasos de su hermano mayor, Armando Pulido, quien jugaba futbol y era reconocido por su talento en la cancha.

Alan deseaba convertirse en portero, pero su gran capacidad para hacer goles lo colocó en la delantera, y a pesar de su corta edad logró obtener más de 20 reconocimientos que lo acreditaron como Campeón goleador en torneos estatales y nacionales.

Esta clase de éxitos lo llevaron a pensar que sería futbolista profesional y creía que los estudios no eran necesarios; sin embargo, las cosas cambiaron, pues además de ser jugador cuenta con estudios universitarios.

JESÚS MOLINA INICIÓ SU CARRERA DANDO 'BATAZOS'

Como buen sonorense, el medio de contención Jesús Molina fue un pequeño aficionado al Rey de los Deportes, el beisbol. 

Comenzó en éste gracias a las influencias de su padre, jugó durante varios años en ligas locales, pero posteriormente los amigos de la colonia fueron quienes lo motivaron para incursionar en las canchas.

A los siete años jugó en su primer equipo, el Barragán de la Liga Municipal de Hermosillo, Sonora, y una vez que comprobó que el futbol era un deporte que también le apasionaba, Molina decidió poner en práctica ambas disciplinas.

Además de ser un niño deportista, se divertía con los juegos tradicionales de la época: canicas, yo-yo y trompo, además organizaba torneos con los amigos de la colonia.

RODOLFO PIZARRO, DE JUDOCA A CRACK

Rodolfo Pizarro fue un niño apasionado por el deporte. Tan sólo tenía cuatro años cuando ya practicaba diferentes disciplinas como judo, basquetbol, atletismo y futbol, junto a Uriel, su hermano menor.

Estuvo en judo alrededor de 10 años y llegó a ser cinta morada. El basquetbol lo jugó seis años y con frecuencia participaba en torneos, pero llegó un momento en que elegió sólo un deporte para practicarlo de manera permanente, el futbol.

Fue un niño muy inquieto, pero responsable en la escuela. El jugador estuvo 13 años en Correcaminos de la UAT y durante esta etapa participó en varios torneos locales, municipales, estatales y nacionales de la categoría infantil. Su primera visoria fue a los 12 años por parte del club Pachuca en un torneo nacional en Morelos, pero en esa ocasión, no tuvo el éxito deseado. Tiempo después tocó las puertas de instituciones como Estudiantes Tecos y Chivas. Finalmente, luego de cumplir 17 años, Pachuca se interesó en él.

La familia del jugador es parte importante de sus logros. Sus padres, Laura Alicia y Rodolfo, siempre estuvieron de acuerdo en que practicara deporte. En casa son muy unidos, por lo que nunca lo dejaron solo a pesar de que tuvo que alejarse de su tierra natal.

DAMM SIGUIÓ LOS PASOS DE SU ÍDOLO

Jürgen Damm, el niño consentido de mamá y papá, siempre sonriente y juguetón. Uno más del club de los traviesos, amante de todos los juegos al aire libre y protector de los animales. Además de jugar, también gustaba de sus obligaciones escolares, pues resultó ser un buen estudiante que sobresalía con buenas calificaciones, sobre todo en una de sus materias favoritas: las matemáticas.

Oficialmente llegó a las canchas de futbol cuando tenía siete años de edad. Su primer equipo fue en el Colegio Alemán, de Guadalajara, donde solía jugar de portero por tener muchas cualidades para las atajadas, pero después cambió de opinión y prefirió ser delantero para hacer goles.

Su equipo favorito mexicano eran las Chivas, y del futbol internacional era seguidor del Barcelona. Aunque Rafa Márquez es defensa, el pequeño Damm se declaraba fiel seguidor del jugador y siempre seguía sus pasos, soñaba con conocerlo y llegar a ser como él. Las cosas han salido muy bien para el jugador de los Tigres, no sólo se convirtió en profesional, también conoció a su ídolo, Rafa, y ahora tienen algo en común muy importante, ambos son integrantes de la Selección Mexicana.

AQUINO LOGRÓ JUGAR EN SU EQUIPO FAVORITO

Aunque su primer nombre es Javier, todos sus familiares lo llaman por su segundo nombre, Ignacio. Lo llamaban ‘Nachito’. Su padre era maestro de Educación Física y le inculcó el gusto por el deporte, además de entrenarlo.

Fue un niño inquieto, siempre con su balón. Jugaba descalzo, en canchas de tierra y acompañado de Miguel, su hermano menor. Así las travesuras estuvieron a la orden del día y su mamá sufría constantes dolores de cabeza porque con frecuencia se encontraba con macetas rotas en casa.

Su más grande ídolo era César ‘Chelito’ Delgado, quería ser como él y fue seguidor de Cruz Azul, equipo que tiempo más tarde le abriría las puertas para luchar por su sueño. Fue con La Máquina donde destacó por su velocidad y capacidad goleadora.

Pasó por Villarreal, Rayo Vallecano y en 2015 Tigres lo trajo de vuelta a México. Con los Felinos ha alcanzado su tope futbolístico, que lo tiene a punto de disputar su segundo Mundial.

JESÚS CORONA, EL AMO DE LOS DEPORTES

Jesús Corona fue un niño deportista. Desde que el portero de la Selección Mexicana era pequeño tomaba clases de gimnasia, natación, karate y atletismo, con frecuencia participaba en competencias y ocupaba los primeros lugares; sin embargo, el futbol era su pasión.

Además, de parte de su madre, tuvo dos ejemplos, ‘Coco’ y Estéfano Rodríguez, guardametas que jugaron en Chivas.

Durante su niñez, el guardameta acompañaba a su padre a los campos de futbol de la Unidad Revolución y los fines de semana los dedicaba por completo al deporte, aunque se perdió de muchas actividades infantiles y momentos importantes con la familia.

Apenas cursaba la primaria en el Colegio Anáhuac cuando ya era parte de un equipo de futbol y a pesar de tener cualidades para ser delantero, prefirió la portería. A sus siete años comenzó con los viajes y torneos.

Más tarde inició su formación en Atlas, se hizo seguidor del equipo y entre sus ídolos estaba Robert Dante SiboldiJorge CamposOswaldo Sánchez  y Paco Buyo (exportero del Real Madrid).