Chivas es la complicidad de la excusa

Felipe Morales

Felipe Morales

Felipe Morales

Felipe Morales

Chivas es la complicidad de la excusa. El lamento justificado de lo inalcanzado.

América, la ironía del ahorro eficiente. El escatimo, hecho victoria.

El confluir de lo inmerecido, retratado en la miopía arbitral con contornos de astigmatismo, cuando vio el amarillo.

La pelota rodaba con acato rojiblanco. Y otra vez, el Clásico era insospechado. El Guadalajara era eléctrico, jovial. Pero inefectivo. Siempre manso de cara a una portería con enredaderas y raíces.

Chivas tiene deuda de oxígeno. Se sofoca. Y cuando encuentra el agua, se la arrebatan con un silbatazo. Isaac Brizuela había hecho lo improbable. Porque eso es un gol en el Guadalajara. Un acto de rebelión ante lo establecido.

Fernando Guerrero se confirmó como un árbitro amistosamente reglamentario. Pita lo que le marcan. Y Sambueza le señaló el fuera de lugar a su asistente con más vehemencia y descaro que sus gambetas.

El capitán de las Águilas vendió. Y los árbitros compraron.

Fue muy convincente ante lo poco evidente…

Si Chivas había construido un castillo de arena, llegó entonces la marea…

América era una sombra tenue multiplicada. Una brújula sin Norte, hasta que apareció un disparo orientador de Darwin Quintero. Las Águilas se habían encontrado sin hallarse con aquel gol de mapa.

Rubens Sambueza, desde su condición de gambetero que no se resigna a la extinción, hace de sus desbordes calcas. Si en los Clásicos de 2013 y 2014 había hecho de la banda izquierda su habitat natural, con pases de gol a Raúl Jiménez, esta vez su pincel en forma de zurda dibujó una asistencia idéntica a Oribe Peralta.

Sambu engañaba de nuevo, como lo había hecho con el asistente…

Entonces, si la trama no era lo suficientemente tensa, hubo un expulsado por bando.

El 'Gullit' Peña hizo un gol silenciador de rumores y hubo fiesta con su anotación. Esta vez desde sus botas.

La mejor versión de Chivas fue insuficiente ante la más despostillada puesta en escena azulcrema. Lo que no hicieron con los pies, buscaron arreglarlo con las manos. Y así se recicló la impotencia.

Guadalajara sigue siendo la posibilidad del triunfo. La angustia más popular de México.

El América, una ópera tenores con la garganta reseca. Pero igual de potente.