ROBERTO GRANADOS
El Tri vivió uno de sus pasajes más memorables en Alemania, un año antes del Mundial. Con una disposición táctica casi perfecta y un juego de conjunto deslumbrante, México se transformó de invitado a protagonista con el pasar de los partidos.
La Selección de Ricardo La Volpe comenzó su andar frente a Japón. Aunque el cuadro tricolor se vio abajo en el marcador en los primeros minutos, el futbol de Sinha y Pardo fue ladeando la balanza a favor del equipo mexicano que terminó por llevarse una merecida victoria de 2-1.
El verdadero golpe de autoridad de esta selección llegó unos días después, cuando pasaron por encima del siempre poderoso Brasil de Ronaldinho, Kaka, Adriano y Robinho. Aquella tarde en Hanover, el Tri demostró que no era un participante más y con un partido que rayó en la perfección paró en seco al ‘Scratch du Ouro’, 1-0.
Con la calificación a la siguiente ronda asegurada, y la baja obligada de Salvador Carmona y Aarón Galindo por un supuesto dopaje, La Volpe le dio descanso a varios titulares en el duelo contra Grecia, donde la figura de Oswaldo Sánchez bajo los tres palos se alzó para mantener al equipo invicto con un empate a cero goles.
En Semifinales, México volvió a dar un gran partido, esta vez contra Argentina, en un duelo con un tiempo extra vibrante (durante el cual cayeron los dos goles del partido), el cual tuvo que definirse desde la serie de penales. México cobró los cinco disparos reglamentarios con maestría; sin embargo, Osorio no pudo hacer lo propio y dejó al Tri a la orilla de la Final del certamen.
Para despedirse, México brindó un entretenido y bien jugado partido contra Alemania en el duelo por el tercer lugar. De nueva cuenta, la escuadra tricolor se fue al alargue y cayó con un golazo de tiro libre de Michael Ballack que le dio la victoria a los teutones 4-3.
El Tri de La Volpe quedó cuarto; sin embargo, practicó un futbol vistoso que hasta el día de hoy se sigue recordando como una de las mejores actuaciones de la Selección Mexicana en su historia.
