JAVIER CARMONA
La Copa Confederaciones cambió por primera vez de sede y México fue el encargado de albergar la justa en 1999.
El Tricolor fue un excelente anfitrión, y no obstante, se quedó con la corona, lo que significó ingresar a su vitrina su primer título con validez de la FIFA.
Con el paso de las ediciones, el certamen fue tomando un mayor prestigio, lo que significó tener a selecciones muy competitivas en nuestro país.
Brasil llegó con un cuadro juvenil que era encabezado por un jugador que en ese entonces era considerado como una promesa: Ronaldinho; además, el siempre peligroso equipo de Alemania era el encargado de representar al continente europeo.
La pelota rodó y México supo sortear bien la Fase de Grupos, incluso clasificándose como primero de Grupo, para medirse a los Estados Unidos en las Semifinales; la solitaria anotación de Cuauhtémoc Blanco en tiempo extra, catapultó al equipo tricolor a la disputar la Gran Final ante Brasil en el Estadio Azteca.
La verdeamarelha había sido una auténtica aplanadora tanto en la Fase de Grupos, con en las Semifinales, pues en la primera ronda había vencido a Alemania, Estados Unidos y Nueva Zelanda, para finalmente golear a Arabia Saudita en la Semifinal (8-2) y ganarse con toda justicia su billete al duelo decisivo ante el cuadro local.
El Estadio Azteca se vistió de manteles largos para ser el escenario donde mexicanos y brasileños lucharía a muerte por el título; sin embargo, los dirigidos por Manuel Lapuente mostraron un mayor oficio durante los 90 minutos, y se terminaron llevando la victoria con un apretado 4-3, con una memorable actuación de Cuauhtémoc Blanco, quien metió el tanto decisivo.
México cantó el cielito lindo y festejó como pocas veces un campeonato de la selección mayor; mientras Brasil, se marchó con el orgullo mancillado tras no poder refrendar la corona que había ganado una edición anterior, aunque con la satisfacción de ver a un Ronaldinho que comenzaba a despuntar hacia lo más alto del futbol mundial.
