OMAR HERNÁNDEZ
De víctimas pasaron a verdugos, los Xoloitzcuintles salieron con rabia al Estadio Caliente. Pocos creían que el Club Tijuana sería capaz de revertir la eliminatoria con un 0-2 en contra, sobre todo por la dura misión que sería mantener seca a la ofensiva más agresiva del futbol mexicano.
Sin embargo, los Xolos dieron su mejor partido del torneo justo en el momento en el que lo necesitaban. Un partido perfecto, sin error, intenso en todos los sectores del campo y con la certeza frente al marco, una asignatura que tenían pendiente.
El futbol espectacular del León desapareció inexplicablemente. El equipo Esmeralda fue un auténtico desconocido sobre el césped artificial de la cancha, una ola que golpeaba contra el risco cada vez que intentó atacar.
Desde que saltó al campo, el cuadro dirigido por Antonio Mohamed no se guardó nada. La lesión de Leandro Augusto obligó al Turco a hacer un movimiento táctico que a la vez lo hizo más ofensivo con el ingreso al once titular de Fidel Martínez.
La primera de peligro para el Club Tijuana fue un balón al área que Duvier Riascos recentró, pero quedó retrasado a Alfredo Moreno, quien no pudo controlar el esférico y dejó escapar la oportunidad.
La afición apoyó en todo momento, consciente de que nunca han vivido un partido de tal magnitud por más adversas que fueran las circunstancias; la primera media vuelta de Alfredo Moreno que se fue apenas por encima de la portería fue otro aviso de los locales. Una y otra vez lo intentaba Tijuana, gracias a un partido soberbio de sus mediocampistas Cristian Pellerano y Fernando Arce, éste último con un tiro que tapó con la mano Ignacio González, que bien pudo ser señalado como penalti, y otro a bocajarro que tapó el portero Christian Martínez.
Un León confundido era el que estaba sobre la cancha del estadio Caliente, los intentos de Darío Burbano eran tímidos, el talento de Luis Montes no aparecía y el desgaste de Carlos Peña era el mismo, pero sin éxitos.
Juan Carlos Rojas sorprendió. Entró por derecha y sacó tiro desviado. Parecía que La Fiera despertaba, pero sólo fue un espejismo pues Fidel Martínez conectó de volea para el primer gol del partido tras una asistencia de Riascos.
Para la segunda mitad, el partido no cambió. El colombiano Riascos era un demonio en el ataque mientras Gustavo Matosas seguía en busca de explicaciones; el cafetalero encontró el gol finalmente, ése que le daba el pase a los Xolos y que terminó por convertir a La Perrera en un manicomio. Riascos tiro cruzado y movió la red para el segundo que necesitaban.
Ya con la total confianza, Riascos intentó una ';inglesita'; que controló el portero Martínez, pero confirmó que era el hombre peligroso de la cancha.
Los locales comenzaron a tocar la pelota en busca de matar los minutos restantes hasta que Richard Ruiz sentenció la eliminatoria a la contra, con una soberbia frialdad en la definición de derecha, como si fuera un letal delantero.
La algarabía en las tribunas hizo olvidar que con el 3-2 en el global, el visitante sólo necesitaba un gol para meterse de nuevo en la Final; y casi lo consigue en la agonía del partido, un centro largo que Luis Delgado remató, pero Cirilo Saucedo tapó la única peligroso que recibió para asegurar el histórico pase del Club Tijuana a la Final.
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