Es una tradición en México previo al Mundial: ir a la tienda, adquirir el álbum Panini, comprar las estampas de los jugadores, intercambiar las que te sobren, pedir a tus amigos o familiares las que te faltan, y pegarlas una por una hasta verlo completamente lleno.
Detrás de ese ritual hay una maquinaria trabajando en México y en Italia, una planeación de un año previo a la Copa del Mundo, unos expertos en futbol que intentan predecir quiénes serán los jugadores de las 32 selecciones, y una estructura que logra que las estampas lleguen a todo el país.
"La gente los guarda, los atesora y los sigue revisando de manera constante. Te vas al (álbum del Mundial) 86, luego al del 90. Me parece que la parte de intercambio, la parte social, ha sido parte del éxito. Y creo que la tercera cualidad que tiene este producto es que es algo que se hace en familia, hace interactuar a los abuelos, papás, hermanos", explica Karine Massart, directora de venta y marketing de Panini.
La empresa italiana Panini, que surgió en 1961 y desde 1970 realiza la edición del Mundial, vende álbumes de personajes de moda y deportes. Pero su gran producto es el del Mundial.
"Es un producto súper masivo. Es una campaña muy masiva porque vas desde los niños de cinco o seis años, hasta los abuelos de 80 años, hombres, mujeres. Esto llega a millones de personas. Es una de las cosas más esperadas", explica Karine.
Un año antes del Mundial, Panini empieza la producción de las estampas y todo el proceso.
"Hay que trabajar con cada una de las Federaciones, con FIFA, en ese momento todavía no sabes cuáles son las selecciones que van a quedar finalistas.
"El tema de las fotos es importante, nosotros en el momento en que empezamos la producción, estamos hablando que en muchos casos las selecciones ya están confirmadas, pero no están confirmados los jugadores. Y en ocasiones el jugador nunca ha jugado con el jersey o el jersey oficial no ha salido. Tenemos que hacer magia", dice.
