El proyecto de reforma del Spotify Camp Nou vive un momento de tensión tras revelaciones que apuntan a irregularidades en el proceso de adjudicación. Según el programa Què t’hi Jugues de la Cadena SER en Cataluña, la constructora turca Limak fue seleccionada para llevar la obra incluso cuando una comisión mixta del Barcelona y expertos independientes la consideraron la peor calificada. La elección contrariaba las recomendaciones técnicas oficiales.

El escándalo se intensifica con la dimisión, días después, de Jordi Llauradó, directivo responsable del Espai Barça, quien abandonó su cargo sin dar explicaciones públicas. Las fuentes aseguran que las críticas al contrato con Limak y las dudas sobre la transparencia en el proceso habrían pesado en esa decisión. 
Requisitos incumplidos y maniobras posteriores
Limak, de acuerdo con el informe de la SER, no cumplía con varios requisitos mínimos estipulados en el pliego: entre ellos, haber participado en obras de estadios europeos con cierta capacidad, los plazos de entrega proyectados y la integración en una UTE (Unión Temporal de Empresas) con compañías locales. Aparentemente, la empresa turca no cumplía esos criterios al momento de la licitación.
Para resolver esa brecha, Limak se asoció a posteriori con empresas como Torroella Ingeniería-Arquitectura y JG Ingenieros, para cumplir formalmente las condiciones. Además, la empresa turca habría prometido un cronograma de obra acelerado para compensar su desventaja técnica, sumando 16 puntos de ventaja sobre su competidor más cercano, lo que habría asegurado su elección. 
Multas, plazos incumplidos y reacciones del club
El Barcelona advierte que el contrato prevé penalizaciones de un millón de euros por día de retraso en la entrega de las obras. Hasta ahora, Limak debería unos 300 millones de euros por atrasos, aunque el club ha decidido no hacer efectiva la sanción alegando “imponderables” como trámites municipales o el encarecimiento de materiales por la guerra Rusia-Ucrania.

No obstante, la emisora SER sostiene que, según el contrato al que tuvo acceso, los atrasos por causas de suministro no están contemplados como “fuerza mayor” ni eximen a la empresa de responsabilidad. Ante el riesgo de perder legitimidad, el Barça ha comenzado a delegar partes de la obra en otras firmas, como la construcción de los vestíbulos, fuera del control directo de Limak. 
Un proyecto bajo la lupa y el futuro del Espai Barça
Este escándalo ha despertado dudas entre socios, prensa y observadores del club sobre la transparencia en las decisiones arquitectónicas del Barcelona. El Espai Barça, proyecto clave en la visión institucional, debe superar esta crisis de confianza si quiere recuperar legitimidad ante su masa social.

Los próximos días serán decisivos. Se espera que nuevas filtraciones de los pliegos, actas o contratos arrojen luz sobre los criterios técnicos, los votos en la junta directiva y la responsabilidad política. El Barça enfrenta no solo una obra de enorme envergadura, sino también la reconstrucción de credibilidad.




