CÉSAR HERRERA
Sebastian Vettel no cree que ésta sea la última oportunidad de sus rivales para evitar su bicampeonato. Aunque matemáticamente el Mundial 2011 de Fórmula Uno sigue abierto, en realidad, sólo una catástrofe –o milagro, del lado del que quiera ser visto– impedirá que el alemán de Red Bull refrende su corona.
Este domingo, en Monza, el Gran Premio de Italia pasa más por los terrenos del orgullo propio para Ferrari –en calidad de local– y McLaren, que por los de las oportunidades reales. Con 92 puntos de ventaja sobre su coequipero, Mark Webber, y 102 respecto de Fernando Alonso, el asunto está casi resuelto.
"No creo que sea su última oportunidad”, dice Vettel, siempre sonriente –y con razones– en el Energy Station de Red Bull, en el paddock de la pista italiana. "Estamos en una muy buena posición, pero nosotros hemos trabajado muy fuerte por ello. Quedan aún varias carreras y muchos puntos. Esto no se ha acabado”, afirma con modestia.
"Debemos estar concentrados prueba a prueba y estar seguros de que no ocurran imprevistos”, añade.
En 2008, en este mismo lugar, Vettel ganó su primer Gran Premio de F1, a los mandos de un Toro Rosso, victoria que le valió el reconocimiento generalizado y su promoción, en 2009, a Red Bull.
"Espero volver al podio, es uno de los podios más bonitos. Hace tres años corrí para un equipo italiano, con un motor Ferrari y sería muy divertido para mí volver”.
Mientras Vettel apunta a su octava victoria de la campaña, si alguien desea ganar esta carrera es Ferrari, que gracias a Alonso triunfó aquí hace 12 meses.
"El Gran Premio de casa siempre es especial. La gente nos da un ‘poder’ extra. Ver que todos están vestidos de rojo apoyándonos es muy especial. Espero que podamos tener otro fin de semana bueno”, dijo el español que sabe que las esperanzas de la Scuderia pasan, en gran medida, por el clima ya que el final del verano pega fuerte en el norte de Italia.
"Nuestro auto batalla mucho con clima frío en pista, pero Monza nos debe venir bastante bien”, detalló.




