MANUEL SEBREROS
Para Benito Guerra no fue sencillo ganar el campeonato mundial de rallies (WRC, por sus siglas en inglés) en la categoría de producción. Meses de angustia por la escasez de patrocinios, alejarse de su familia, amigos, casa, terminar una relación sentimental y enfrentar la soledad, todo, al final, valió la pena hoy que es el mejor.
El hambre por estar en lo más alto lo llevó a ponerse expectativas muy altas, y sin importar lo que debiera de pasar, desde sus inicios en el automovilismo, Benito tenía muy claro que quería demostrar sus capacidades en la actividad que más le apasiona.
"Es muy difícil, todos los días me iba a dormir pensando en que no había un presupuesto, de momento tienes que ser muy realista con ello, tuve que ser muy honesto y decir lo que pasaba. Vivía angustiado, llegó un momento en que pensé en tirar la toalla, fueron meses angustiantes de no saber lo que pasaba.
"Esos meses me vine abajo, sacrifiqué todo para poder lograr esto, a mitad del año no tenía novia porque la había cortado porque necesitaba estar enfocado al 100 por ciento, decidí salirme de mi casa donde estaba con mis papás, al final son decisiones drásticas porque lo único que te interesa es tu meta”, explica Guerra en entrevista con RÉCORD, realizada en la redacción de este diario deportivo.
Fue con este tipo de decisiones, dice, que se dio cuenta de la pasión que tiene por su deporte. "Soy capaz de dejar todo por ser campeón del mundo”.
Y vaya que sí demostró su pasión. En la última carrera de la temporada, en España, el fin de semana pasado, Guerra ganó la competencia, pese a que sólo necesitaba quedar en tercer lugar para llevarse el campeonato.
Su inicio en el rallismo se dio a los 21 años, en el año 2006, y ampliamente conquistó los campeonatos mexicanos, por lo que la siguiente parada tenía que ser el extranjero, específicamente Europa, para correr al lado de pilotos de su admiración, como el argentino Marcos Ligato.
Pero llegar a un lugar donde no conocía a nadie y tocar las puertas para emprender ese camino hacia sus sueños también fue complicado en todos los sentidos.
"Irme a Europa resultó en sacrificar absolutamente todo, necesitaba un presupuesto y no lo encontré completo, terminé viviendo en el departamento de los mecánicos del equipo, trabajando entre semana para ellos. Fue un golpe duro, tenía un sueldo, llegaba el día 25 o 26 y ya no había dinero ni comida, dije ';no puedo fracasar';".
Sin amigos y muchas veces sin dinero, Guerra siguió adelante. Así llegó la posibilidad de correr en 2011 el Campeonato Mundial de Rally en Producción, en el que pagó su novatez, pero para 2012, tras los triunfos en México, Argentina y España, el mexicano y su navegante español, Borja Rozada, se proclamaron campeones. Ahora, con el título en la mano, sin dudarlo, asegura "soy el hombre más feliz del mundo".
Revive el ?WRC Rally RACC Cataluña 2012 con Benito Guerra
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