Juan Pablo Sánchez dio auténtico faenón en tercera corrida de la Temporada Grande

HERIBERTO MURRIETA

El matador hidrocálido Juan Pablo Sánchez tuvo una actuación sensacional ayer al confirmar su alternativa ante una estupenda entrada en la Plaza México. Se mostró sereno y claro de ideas ante el toro de la ceremonia que carecía, como casi todo el encierro de Bernaldo de Quirós, de raza y bravura. Pero tras haber salido el tercio, la
faena grande vino en el sexto de la función, un toro de gran clase con el que estuvo realmente sensacional.

A pesar de haber perfeccionado la técnica en España, afloró en el novel diestro el sentimiento del toreo mexicano. ¡Qué temple, qué largueza en los muletazos, un auténtico faenón!

Se puso pesado con los aceros, oyendo un aviso y saliendo al tercio. ¿Por qué no dio la vuelta al ruedo? Merecía hacerlo, después de haber entendido a la perfección al toro de ensueño y ejecutar una faena torerísima de excelente estructura. Tan grande exhibición hacía innecesario el regalo de un toro. El obsequio fue contraproducente porque salió un ejemplar sin cara y sin remate que fue protestado. Salió confundido el chamaco, y de esta experiencia deberá aprender.

Octavio García ‘El Payo’ tuvo una actuación seria y centrada durante toda la tarde. Expuso con un manso con violencia, el quinto. Se la jugó de verdad en medio de aquel peligro sordo, pero el público no quiso tomárselo en cuenta. Antes había cortado una oreja que prefi rió entregar a un subalterno, tras dar crédito a los protestantes.

Por su parte, el francés Sebastián Castella se estrelló con tres toros malos, dos de lidia ordinaria y uno de abono. Se lidió un encierro disparejo de presentación y de juego desigual de la ganadería hidalgunese de Bernaldo de Quirós, predominando la falta de casta y de fuerza. El sexto tuvo magnífi co estilo.

Para el próximo domingo, la empresa anuncia al rejoneador portugués Diego Ventura, y a pie, a José Luis Angelino y el hidrocálido Joselito Adame, con toros de Rancho Seco.