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Los deportistas gays están de parabienes en los Juegos Olímpicos. El jinete británico Carl Hester ganó una medalla de oro en el dressage por equipos. La mediocampista estadounidense anotó tres goles en el torneo de fútbol femenino y varias de las jugadoras de Holanda que disputarán la final de hóckey sobre césped femenino son abiertamente gays. Pero seguramente hay muchos más triunfos de atletas gays de los que nadie se entera.
Hay más de 10.000 deportistas compitiendo en Londres 2012, pero cuando el portal gay OutSports.com hizo la cuenta de cuántos son abiertamente gay, encontró solo 23 nombres.
"Es una cifra muy baja", declaró uno de los fundadores del portal, Jim Buzinski. Agregó que, comparado con el mundo del arte, la política y las empresas, "el deporte es el último clóset que queda en la sociedad".
Si bien los estimados del porcentaje de gays que hay en la población varían mucho, está claro que los deportistas olímpicos que admiten ser homosexuales son pocos.
Solo un puñado lo han hecho, incluidos Hester, Rapinoe, la basquetbolista estadounidense Seimone Augustus, el nadador australiano Matthew Mitcham y la tiradora de arco sudafricana Karen Hultzer.
"Soy tiradora con arco, cuarentona y lesbiana", declaró Hultzer, de 46 años, a OutSports. Agregó que añora ver el día en que la orientación sexual de una persona no sea un tema de conversación.
Organizaciones de gays dicen que esa población ha sido muy bien recibida en Londres 2012, al punto de que hay una Casa del Orgullo Gay que tiene el aval oficial de los organizadores.
El director ejecutivo del comité organizador Paul Deighton dijo que se procuró crear "un ambiente seguro para los atletas lesbianas, gays, bisexuales y trasgéneros".
Hay un dato que llama la atención: Solo tres de los 23 deportistas que admitieron ser gays son hombres. El más conocido es Mitchman, cuya biografía en Twitter lo define como "ese clavadista gay, que ganó una medalla olímpica de oro en el 2008". Ahora procura revalidar su título en el trampolín de 10 metros.
Rapinoe, quien salió del clóset este año, dijo que a los hombres les resulta más duro que a las mujeres admitir públicamente su orientación sexual.
Un factor que entra en juego es el temor de perder patrocinios. Los patrocinadores jamás admitirán que rompen vínculos con un deportista que revela ser gay, pero pocos están dispuestos a corroborar si eso es cierto o no.
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