La semana pasada se vivió la humillación histórica que América le propinó por 7-0 a Cruz Azul. No es necesario ahondar en los detalles. Los medios y las redes se han encargado ya de analizarlo, celebrarlo o repudiarlo.
Se manifestaron afuera del entrenamiento del lunes en las instalaciones del equipo perdedor y los reprocharon con un enorme coraje.
Hoy nos adentraremos en entender cómo la psicología, específicamente a través de la terapia cognitiva, ayudaría a los perdedores a superar la derrota.
Cuando se pierde, se dice que hay que darle vuelta a la página para seguir adelante, pero ante una vivencia histórica como ésta, tal vez no sea tan sencillo. Podemos quedar marcados si no aprendemos a manejar la situación.
Una goliza tan dramática puede generarnos pensamientos que nos perseguirán si no hacemos algo al respecto. Pensamientos que, además, se convertirán poco a poco en un patrón de desaprobación interna, que puede perpetuarse en nuestra mente a través de una creencia limitante.
El primer paso para cambiarla es hacer consciente que esos pensamientos desaprobatorios están ahí, y que naturalmente se han creado por lo doloroso de la vivencia. Sin embargo, si no hacemos algo consciente, la mente lo repetirá constantemente, generando también emociones destructivas.
Debemos cuestionar estas ideas en nuestra mente, orientar nuestros pensamientos a buscar evidencia de éxito en nuestro pasado, para no permitir que esta situación nos defina.
Podemos enfocarnos en otras vivencias de triunfo para reconstruirnos. Mantener a la "loca de la casa" ocupada. Ese es el término con el que Santa Teresa se refería a la imaginación descontrolada.
Por eso, en momentos de crisis, es importante ocuparnos con pensamientos positivos de cuando hemos hecho las cosas bien dentro de la cancha.
Podemos hacerlo a través de la reflexión individual o colectiva, o bien, en una sencilla meditación guiada en la que nos relajemos y llevemos a la mente a un estado positivo. Si lo hacemos correctamente, debe generarnos también sentimientos agradables.
Estos ejercicios mentales, activan nuestra memoria y cerebro y los orientan a crear estados de fortaleza. Debemos reconstruirnos sustituyendo las ideas derrotistas por ideas que pongan en perspectiva la situación y que no perpetúen el sentimiento de pérdida. Más bien, que nos lleven a construir una nueva realidad.
En cada ocasión en que nos vuelvan de forma automática los pensamientos sobre la situación humillante, debemos observarlos y dejarlos pasar. Soltar, no aferrarnos a ellos ni tampoco pelearnos.
Saber que están ahí y que poco a poco irán disminuyendo. Como ya comentamos, hay que sustituirlos nuevamente con vivencias que nos construyan, centrándonos en las experiencias que nos dan evidencia de que podemos hacer las cosas mucho mejor.
Cuando vulgarmente decimos que alguien se quedó traumado, nos referimos desde esta perspectiva, a una situación que no pudo ser procesada y que sigue generando vivencias y emociones de frustración.
Por ello, es importante tomar perspectiva y sustituir el patrón de pensamiento que genera sentimientos devaluatorios. Una vez comprendido este mecanismo racional y emotivo, podremos, a través de la repetición, generar creencias constructivas sobre nuestra persona para recibir el futuro con una mejor actitud.
Estimados lectores y lectoras, no permitamos que la mente se aferre a fracasos, haciéndonos recordarlos constantemente. Controlemos nuestros pensamientos de manera consciente y reorientémoslos hacia las vivencias y experiencias que nos hacen bien.
"Revitalízate, vuelve a la esencia de lo que te da el éxito".




