“Es una obviedad, somos campeones, se cumplió”. Palabras de Aguirre. El oro deslumbra, hay que festejar alzar cualquier trofeo, pero sin perder la dimensión: se conquistó un torneo de pobre nivel, frente a la Selección B de Estados Unidos. Era obligado. Asegurar que así, México amarra la trascendencia en el 2026, la meta absoluta, es un error común sin análisis
No nos engañemos, esta Selección no es atractiva por convicción, ayer tuvo que ir al ataque la mayor parte del juego por obligación, pues cayó rápido el gol en contra, apenas al 4’. Fue necesidad, no ideología. Y contra rivales de mayor jerarquía es distinto; anoche EU entregó el partido, que no el corazón.
Tampoco seamos amargados como los críticos más ácidos, hay puntos positivos: Aguirre encuentra una base con Malagón en el arco; la central Montes-Vásquez; Gallardo por izquierda, y por derecha yo prefiero aún a Reyes. En la media Edson es fijo con nuevos acompañantes, que de iniciar el Mundial hoy serían titulares: Marcel y Gilberto, ¡Qué par! Arriba se juega con uno, Raúl, el referente, y Santi de cambio, con Vega seguro y del otro lado me genera incertidumbre el Piojo. Pero hay base.
Algo que deben agradecer FMF y SUM es la conexión que se recupera en Houston, más de 70 mil aficionados, gran mayoría de nuestros paisanos, al grado que Pochettino lo resintió: “El apoyo fue 90-10 a favor de México, esa energía se regenera, se siente, habría sido distinto más parejo”.
Se coronó con lo mínimo, no nos deslumbremos con el engañoso brillo de una mediocre Copa Oro, era la obligación. Al Vasco le queda menos de un año sin partidos oficiales, pero con rivales de mayor jerarquía, para terminar de afinar el once del 2026, porque de las formas atractivas, hay que irnos olvidando, esas sólo aparecerán ante Selecciones de bajo nivel como esta versión de Estados Unidos.




