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Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

Mexican League

2022-03-17 | CHRISTIAN MARTINOLI
CHRISTIAN MARTINOLI
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Desde hace muchos años sostengo que los equipos de la Liga MX aunque quieran perder en la Concachampions terminan de una u otra manera ganando, con muy pocas excepciones arrastradas al fracaso.

Más allá del nivel endeble de la máxima competencia de clubes a nivel Concacaf, los cuadros mexicanos, por más que la Selección azteca ande sin calibre, suelen mantener un estatus competitivo que sigue situando al torneo local mexicano como el mejor en la región por más que el dinero, la organización, los estadios y las bondades que cada año presenta la MLS hacia sus afiliados vengan creciendo.

Anoche, Cruz Azul logró el resultado en Montreal con autoridad y con la seriedad puesta en absoluto a este certamen. No escatimó en los elementos a utilizar y supo sobrellevar un encuentro físico y de velocidad. Reynoso parece que recupera la mejor versión de Antuna y la adquisición de Romero le ha dado un salto de calidad en la zona más importante del campo a los cementeros.

Con un once sólido y una banca importante el cuadro del peruano es ya el gran favorito para llevarse el título.

Pero la noche mexicana en Concacaf no terminó con el pase del Azul en Canadá, porque faltaba ver a unos Pumas contra la pared, pero con esta contemporánea costumbre de no descartarlos a pesar de venir goleados en el partido de Ida, recibieron una escuadra de Nueva Inglaterra sin fuelle y absorbida por la intensidad local.

Está claro que Lillini tiene una proximidad y potestad muy fuerte sobre su plantel, basta verlo cómo los abraza y agradece sus esfuerzos cuando saca a alguno del campo, y aunque estos camaleónicos Pumas son capaces de abandonarse en un juego y ser vapuleados, el trabajo mental que ejercen para las vueltas de los compromisos a 180 minutos y con una notoria adversidad comienza a ser muy llamativo.

En una hora de juego le empataron el global al equipo de Boston y lo arrastraron por todos los sectores del campo, ante el flemático y anoche incrédulo Bruce Arena.

Universidad salió a jugar sin temor al cuarto gol en contra en el marcador global y a presionar desde arriba. Rogério ya es un segundo punta asistidor y Dinenno no ha perdido la esencia del área.

Pumas cuando quiere es un equipo correoso, intenso, de ida y vuelta, extremadamente dinámico con y sin pelota, técnicamente dotado en mediocampo y ágil por los costados, acá no importan los números y el presupuesto, Lillini ha logrado con buenos y malos ratos que este equipo respete los parámetros básicos del club, su idea y sus formas históricas de competir. Pumas volvió a ser Pumas gane o pierda y eso es muy valioso para los que vienen de abajo y juegan en las básicas de esta institución. La mística de Mejía Barón en las penumbras de este equipo parece tomar fuerza.

Ayer en el Pedregal fue una muestra más, habría que ser muy puntuales también en que a este equipo le falta regularidad palpable, porque viendo el choque de anoche no se puede entender cómo un cuadro con tantas limitantes técnicas como el Revolution, llegó a la capital mexicana con semejante ventaja y no pongamos de pretexto el clima en el encuentro de Ida.

De lo demás, Pumas jugando así, triunfe o sea derrotado, transmite, y eso hoy en día y mucho más en nuestro futbol se necesita y se aplaude.

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