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Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

El cuarto mosquetero

2022-03-10 | Christian Martinoli
CHRISTIAN MARTINOLI
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Cuando parecía que estaba contra las cuerdas, este Real Madrid, un cuadro mucho más discreto a los que su propia historia glorifica y exige, encontró en una presión alta todas las respuestas a las dudas que le había planteado el millonario PSG durante una hora de juego.

Después si lo de Benzema, sobre Donnarumma, es o no falta, digamos que lo que haya visto el VAR en su revisión del gol era completamente debatible para cualquiera de los dos lados.

Eso no quita el abandono y pánico en el que entró el cuadro francés que se fue del juego y no supo qué estaba pasando cuando ellos en su momento parecían amplios dominadores de las emociones y lo más importante del resultado, pero fue el galo Benzema, un fuera de serie en etapa más que madura que los destrozó en 17 minutos con la fineza de un mosquetero producto de la imaginación de Alexandre Dumas.

Un espadachín que durante años supo ser segunda espada detrás de una leyenda viviente llegada de Madeira, Portugal, para esperar su momento y a pesar de las críticas constantes de muchos de los aficionados blancos, sobreponerse y ejecutar con maestría y elegancia sus magistrales pasos de ballet como tratando por momentos de emular a genios de la pelota procedente de su misma tierra. Porque Benzema de vez en vez tiene un chispazo de Platini por aquí y otro por allá y uno que otro de Zidane y después se va del juego pero cuando regresa, que lo realiza con frecuencia, vuelve a inflar el pecho y homenajear a aquellos monstruos de la pelota surgidos del otro lado de los Pirineos.

La revolución trata de hacerle justicia al exjugador del Lyon que cuando las papas vienen quemando en un Madrid post Cristiano Ronaldo, tomó sitio y soltó la rienda para enriquecer el acervo de un club que ha visto a muchos de los mejores jugadores de la historia. Hoy Benzema no desentona por más que para varios parezca una exageración.

De paso sus números empiezan a codearse de manera legal con los más grandes goleadores que han vestido el impoluto manto que pisa el Bernabéu.

Mientras el futuro en la Casa Blanca se inclina por su paisano el intempestivo e imparable Mbappé, Benzema se ocupa del presente y se encumbra ante sus propios detractores arrancándoles aplausos.

Karim anoche en la capital de España terminó por ubicarse en la inmortalidad de Chamartín, ahí por donde también caminaron con orgullo, poder, honor y gloria sus paisanos Kopa y Zidane.

Benzema además terminó de lanzar y comprobar el enorme potencial y favoritismo que tendrá su país dentro de ocho meses en las tierras de donde sale el dinero para financiar al club que ayer despedazó en un suspiro de locura sobre pleno Paseo de la Castellana.

Benzema hoy es el corazón del Madrid, con esa puntería, con esa destreza y con esa distinción que solo tenia D’Artagnan y que lo convirtió en el cuarto mosquetero de la historia.

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