América se volvió un equipo popular entre el pueblo

El América es de los pocos equipos del mundo que cada año que pasa, se festeja, sea el cuatro, el tres, el 102 o el 105; como seguramente pasará con el 106. Todos los festejos que pueda. No es el equipo más viejo de México, hay otros más antiguos, Guadalajara, por ejemplo, que tiene 115 años, quizá no le hagan tanta fiesta, ni le inventen tantos títulos como al América.

El currículum del América no lo tiene otro en el mundo, sacan títulos de todos lados, de la época amateur, aunque ganó algunos, pero si los cuentan barrían el España y el Asturias. 

Cumplió 105 años y yo recuerdo la época de los ochenta cuando América empezó a andar después de una época mala. Los ochentas fueron bastante buenos, llegó a manejar al equipo un primo de Emilio Azcárraga: Emilio Diez Barroso, déspota, prepotente, insultante. No sé dónde ande ahora, desapareció.

Tenía tres tipos que siempre iban a las reuniones de la OTI (Organización de Televisión Iberoamericana), que compraban los derechos de los Mundiales y Olimpiadas. Tenían mucha ayuda de Julio Grondona, en aquel entonces amo y señor del futbol sudamericano.

Tratar con Diez Barroso era tratar con un energúmeno, tenía tres mosqueteros que no tenían espada: Melquiades, Javier González, y no el comentarista, y Manuel Ramírez, que era insoportable, terrible, sangrón, pedante, vendía humo.

El tal Diez Barroso ganó títulos y tuvo un equipo que jugaba espectacular que era el América, con buenos jugadores, tenía a Héctor Miguel Zelada, por supuesto había llegado Antonio Carlos Santos, Alfredo Tena, estaba Armando Manzo, jugadores de mucha jerarquía, a Norberto Outes, goleador argentino.

La época de los noventas fue interesante. He platicado con Leo Beenhakker un día después de que lo habían corrido, vivía en Cuernavaca en una casa muy bonita, y lo mandó a llamar el presidente del América para una junta.

Beenhakker le dijo “no puedo, estoy jugando golf, llego mañana”. Llegó al día siguiente y lo corrieron. Beenhakker tenía a Omam-Biyik, tenía a Kalusha, llenaba el Estadio Azteca jugando con esos africanos y lo corrieron, simplemente por la prepotencia de Diez Barroso, de quien dicen que se compró una isla y tenía enterrado ahí cualquier cantidad de dinero.

Tenía otro primo, el Güero Burillo, que era diferente, era más sagaz, inteligente, más visceral, no era como el otro primo. Alejandro Burillo era más tranquilo, pero al mismo tiempo todos lo querían por Televisa y se lo llevaba a todo. En aquel tiempo, cuando el gobierno vendió dos canales de la República, los compró Salinas Pliego y lo primero que dijo: ‘Yo no quiero futbol, no me interesa; a ese Guadalajara me lo quitas, yo no le voy a pagar cinco millones de dólares’.

Y dejó el futbol. Al poco tiempo me lo encuentro y se queda a cargo de futbol Moisés Zavala, quien me dijo: ‘Se te acabo el discurso, Joserra, ¿qué vas a hacer?’. ¿A qué te refieres? ‘Tenemos dos equipos ahora, el Veracruz que nos acaba de llegar, más el Morelia, dos equipos’. No servían para nada ninguno de sus clubes.

Burillo Azcárraga se lució con los derechos de la Selección Mexicana, eran un monopolio impresionante, pero a final de cuentas, se fueron vendiendo los equipos, no había mucho para pagarles. El primer equipo que tuvo Canal 13 fueron los Pumas, se les pagaba y no había dinero.

RELEVO DE GENERACIONES 

Hubo un cambio generacional en el América, del aficionado de los años setenta y ochenta, principios de los noventa, al aficionado actual: el América ha cambiado radicalmente. Antes, eran los hombres de clase y media importante, la gente con dinero le iba al América, porque representaba dinero, y empezó a decaer eso hasta llegar al pueblo.

Hoy el América toca al pueblo, hay que ver la cantidad de aficionados en las colonias cercanas al Estadio Azteca, en las del Estado de México y muchos otros lugares. Se volvió un equipo popular, no como el Guadalajara, pero creció.

Llegó al puesto americanista Bauer, que fue un desastre en el inicio de los 2000. No daba una, jugaban muy mal, el enemigo lo tenía adentro, le pegaban desde adentro. Apareció Emilio Azcárraga y se quedó con el mando del América y realmente lo ha hecho bien. 

Mi relación con Emilio siempre fue buena, es un tipo inteligente, que sabe manejar bien las relaciones y uno tiene relaciones cuando se lleva tanto tiempo manejando un gran monopolio. Actualmente, ya es menos, se volvió un duopolio con Azteca y ha perdido fuerza con la aparición de Netflix, de Disney y de tantos canales que han llegado a México y por supuesto, se pulveriza el futbol.

EL CAMBIO POR MÁS TÍTULOS

Azcárraga tuvo que ver en la contratación de un técnico diferente a todos los que estaban, es verdad que el Piojo Herrera le dio pasión, le dio aquel título famoso contra Cruz Azul, histórico, que es parte de la historia del América, ganar de esa forma, a tres minutos, con lluvia y con remate que era falta y otro que iba para afuera y que lo metió un celeste. Así fue y ganó. Ahí tomó fuerza el ‘Piojo’ Herrera, hasta que se le ocurrió pegarle a un comentarista y lo echaron, primero de la Selección y poco después, del América porque ya no jugaba bien, no daba espectáculo.

Hoy juega bien, es práctico, su futbol parece sencillo, no tiene ninguna figura, pero gana puntos, gana partidos, se mantiene en la tabla general arriba y eso al aficionado no le gusta tanto, pero lo festeja, presume de que su equipo está arriba.

El América seguirá cumpliendo años a ver si cumple títulos. A Solari le falta ganar algo, no ha ganado nada en el América, lo ha hecho jugar bien, práctico, sencillo, sin ningún problema, a un equipo que no tiene figuras como en la gran época del América de Bacas, Brailovsky, Tena, de Carlos Reinoso, de Pata Bendita, jugadores que eran mediáticos y por eso la gente seguía al América. Hoy necesita títulos.

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