Gentrificación… ¿en la lucha libre mexicana?

El Planchitas

Periodista y reportero todoterreno. Sabe de futbol, pues le va al América, pero lo suyo es la lucha libre porque destapa secretos y pone contra la lona la información.

Triple H y la plana mayor de AAA
Triple H y la plana mayor de AAA | @WWE

El Planchitas

Periodista y reportero todoterreno. Sabe de futbol, pues le va al América, pero lo suyo es la lucha libre porque destapa secretos y pone contra la lona la información.

La gentrificación, los lords y ladies racistas, las manifestaciones y el debate sobre esta situación han estado muy de moda durante los últimos días en México, y aunque parece un tema exclusivo de la sociedad y su manera de vivir, en la lucha libre pasa algo similar gracias al interés de empresas extranjeras en el mercado mexicano.

 

De acuerdo con mi amiga, la Inteligencia Artificial de ChatGPT, la gentrificación se define como “un proceso urbano y social en el que zonas tradicionalmente habitadas por personas de ingresos bajos o medios comienzan a transformarse por la llegada de residentes con mayor poder adquisitivo”, que dicho de otra manera, es cuando gente rica llega a determinado lugar para apoderarse del espacio de los pobres, imponiendo sus reglas, maneras y estilo de vida, perdiéndose así la identidad y las costumbres de quienes ahora deben buscar otro lugar para sobrevivir… ¿se les hace conocida esa historia?

 

Pues sí, si lo llevamos al mundo de la lucha libre mexicana, también se está viviendo una gentrificación —por así decirlo— con la llegada a nuestro país de empresas estadounidenses como WWE, comprando la Triple A, y AEW, al hacer alianza con el CMLL.

 

Aunque ojo, tampoco es nuevo, ¿eh? Pues basta recordar cuando en 2008 la WWE, por primera vez, entró de lleno al mercado mexicano al llegar a un acuerdo con Televisa y TV Azteca para transmitir por televisión abierta sus programas RAW (Canal 5) y SmackDown (Canal 7). Eso provocó, también, ver las fotos de las superestrellas de ese entonces en todo tipo de comerciales, campañas publicitarias y productos, originales o piratas. Y ni qué decir de sus eventos en nuestro país, que no sólo se limitaron a Ciudad de México y Monterrey. Sin embargo, al cabo de unos años, ese interés en el mercado mexicano se acabó.

 

Ahora, la pregunta que muchos se han de estar haciendo: ¿es buena o mala la gentrificación en la lucha libre mexicana? ¿Se perderá la identidad? Pues depende desde qué posición te toque vivirla, si obtienes un beneficio de ella o eres de los que se limita a pensar que todo lo que tiene que ver con los gringos está mal.

 

Por ejemplo, esta especie de gentrificación en la lucha libre mexicana es la oportunidad perfecta para que gladiadores de Triple A y el CMLL trasciendan internacionalmente, lo que significa más trabajo y mejores ingresos económicos, un nuevo estilo de vida para ellos y sus familias, así como también un trato digno y, por fin, el reconocimiento a su trabajo luchístico que, en México, sigue siendo visto por muchos como una “payasada”.

 

Los aficionados también tienen su beneficio… ¿o a poco no les gusta la idea de ver grandes espectáculos de lucha libre en sus ciudades? Y no sólo lo digo por la calidad de gladiadores que suben al ring, sino también por la inversión que habrá para que esos eventos se vean así como en Estados Unidos, ya sea en vivo desde la arena o por televisión.

 

Ahora bien, está la otra parte y hay que decirla. Pues así como en la sociedad, los beneficios de la gentrificación en la lucha libre mexicana no serán para todos, sino para los más aptos y los que tengan más recursos. Es decir, no todos los luchadores de Triple A o CMLL tendrán la oportunidad de trabajar para WWE o AEW, mientras que, entre los aficionados, serán menos los que puedan pagar un boleto para ir a ver en vivo alguna de las funciones en conjunto entre mexicanos y estadounidenses.

 

Y ejemplo claro es la función que WWE tendrá al final de este mes de julio en CDMX, donde el boleto más barato cuesta $753 pesos, mientras que el más caro es de $21,460 pesos. Algo similar pasó con el evento de hace unas semanas entre CMLL y AEW, llamado Grand Slam México, donde el boleto VIP para la función en la Arena México superó los $12,000 pesos, precio que evidentemente no puede pagar cualquier aficionado.

 

En este sentido, aquellos seguidores de las luchitas que quieran ir a una función, pero el dinero no les alcance para pagar boletos de ese precio, deberán buscar alternativas en arenas más chiquitas y con empresas independientes. Lo cual tampoco es malo, pues en CDMX, no vivir en la Roma o la Condesa te hace menos; también se disfruta estando en otras colonias con diferente ambiente al de allí.

 

¿Saben cuál es mi único miedo de esta especie de gentrificación en la lucha libre? Que sea pasajera, y ese interés en el mercado mexicano de empresas como WWE y AEW se vaya al cabo de unos años, sin que al menos un sector de la industria haya sacado provecho de la relación con los gringos.

 

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