Erik y Lyle Menéndez, condenados a cadena perpetua por el asesinato de sus padres en 1989, podrían acercarse a la libertad tras la orden del gobernador de California, Gavin Newsom, de realizar una evaluación de riesgo que podría conducir a una posible clemencia. Este avance se produce después de que se agotaran otras opciones legales para reducir su condena, representando un momento crucial en su búsqueda de libertad más de treinta años después de su sentencia.

Los hermanos Menéndez han permanecido en prisión durante 35 años por el asesinato de sus progenitores, argumentando que actuaron en defensa propia tras años de abuso. No obstante, en su segundo juicio no se les permitió presentar este contexto, lo que culminó en su condena a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Este caso es objeto de controversia y genera opiniones divididas: algunos los perciben como asesinos motivados por intereses económicos, mientras que otros los consideran víctimas de un sistema judicial que desestimó su historia de abuso.
Gobernador de California ordena una evaluación de riesgo para hermanos Menéndez
La evaluación de riesgo ordenada por el Gobernador Newsom se centrará en determinar si Erik y Lyle Menéndez representan un peligro para la sociedad en caso de ser liberados, sin considerar el abuso o las circunstancias que rodearon el crimen. Durante su tiempo en prisión, han sido clasificados como reclusos modelo y han participado activamente en programas de rehabilitación. El 20 de marzo, comparecerán ante la Corte Superior de Los Ángeles para una audiencia de resentencia, en la cual sus abogados buscarán reducir su condena a 50 años con posibilidad de libertad condicional. En caso de que la Corte rechace la solicitud de resentencia, no contarán con más alternativas.

Caso hermanos Menéndez
El caso de los hermanos Menéndez se refiere al asesinato de sus padres, José y Mary Menéndez, en 1989. Lyle y Erik Menéndez, los hijos, fueron acusados de haberlos matado a tiros en su hogar en Beverly Hills. El caso atrajo una gran atención mediática debido a las circunstancias del crimen y las alegaciones de abuso familiar. Durante el juicio, los hermanos argumentaron que actuaron en defensa propia tras años de maltrato. En 1996, fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. El caso sigue siendo un tema de interés en la cultura popular y el análisis de la dinámica familiar.

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