El sábado 21 de junio de 2025, Estados Unidos ejecutó un ataque militar sin precedentes contra tres plantas nucleares en Irán —Fordow, Natanz e Isfahán— bajo orden directa del presidente Donald Trump. La operación, calificada por la Casa Blanca como "cirúrgica y exitosa", podría tener consecuencias devastadoras para la estabilidad internacional.

Más países y grupos podrían entrar a la guerra
Irán ha prometido represalias militares. Analistas internacionales señalan que ya no es descabellado hablar de una guerra abierta entre Irán, EE. UU. e Israel. Lo preocupante es que grupos aliados como Hezbollah y los hutíes en Yemen podrían ampliar el conflicto a más frentes. Rusia y China, por su parte, han condenado la ofensiva, lo que aumenta el riesgo de un choque entre potencias.
Expertos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) han advertido que “una chispa más en este polvorín podría activar alianzas militares dormidas”. La pregunta ya no es si habrá represalias, sino cuándo y cuán lejos llegarán.

Golpe a la economía mundial
El impacto económico fue inmediato: subieron los precios del petróleo, se desplomaron bolsas asiáticas y europeas, y la confianza del consumidor global cayó. El Fondo Monetario Internacional alertó que este conflicto podría frenar la recuperación postinflacionaria y llevar a varias economías vulnerables a una recesión técnica.
Además, los bancos centrales ahora enfrentan un dilema: seguir bajando las tasas de interés para impulsar el consumo, o congelarlas para frenar una inflación agravada por el encarecimiento energético.
Riesgo por fugas nucleares
Aunque la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) descartó una fuga radiactiva masiva, fuentes iraníes confirmaron la liberación de gas hexafluoruro de uranio en Natanz. Este compuesto altamente tóxico puede contaminar el aire y el agua si no es contenido a tiempo. El daño estructural a las plantas atacadas se considera grave y costoso, y organizaciones ambientalistas exigen una inspección internacional inmediata.

Estados Unidos no pidió aprobación
Uno de los aspectos más controvertidos del ataque es su falta de aprobación por parte del Consejo de Seguridad de la ONU. La acción unilateral de EE. UU. fue duramente criticada por países como Rusia y China, lo que podría afectar las relaciones diplomáticas y entorpecer futuras negociaciones multilaterales.
La propia Unión Europea emitió un comunicado señalando que la ofensiva “agrava las tensiones y debilita el marco legal internacional”. A nivel interno, legisladores estadounidenses cuestionan la legalidad de la orden emitida por Trump, al no contar con aprobación del Congreso.
¿Viene lo peor?
El ataque del 21 de junio marca un punto de no retorno. Las secuelas apenas comienzan: miedo social, mercados inestables, riesgos de salud pública y una amenaza real de expansión militar global. El mundo observa con atención, mientras analistas advierten que las decisiones de las próximas semanas podrían definir la estabilidad del planeta en las próximas décadas.