Pocos nombres tienen el poder de evocar tantas emociones como Chespirito. La serie ‘Chespirito: Sin querer queriendo’, que explora la vida y legado de Roberto Gómez Bolaños, dedicó su segundo capítulo a contar cómo nació este seudónimo que se convertiría en sinónimo de carcajadas, ingenio y creatividad.
Durante sus inicios en la televisión, el ahora fallecido comediante ya era reconocido por su capacidad para escribir guiones llenos de humor e inteligencia. Fue entonces que el director Agustín P. Delgado, personaje interpretado en la serie por Edgar Vivar, impresionado por su talento, soltó una frase que cambiaría el rumbo de su carrera.
“Es todo un Shakespeare, Sheakspirito (por lo pequeño de su tamaño)”. Así nació el apelativo Chespirito, un guiño al mismísimo William Shakespeare, pero con sabor mexicano.
Roberto Gómez Bolaños acepta su apodo
Tiempo después, un colaborador del programa retomó el apodo con entusiasmo. Roberto lo aceptó encantado: “Sheakspire, Sheakspirito, Chespirito… Suena muy bonito, me gusta como suena así con la ‘Ch’”, recuerda la serie. Lo que comenzó como una ocurrencia se transformó en el corazón de una identidad artística que marcaría generaciones.

Pero el camino hacia el éxito no fue sencillo. A pesar de ser admirado por su talento, Gómez Bolaños no siempre encontró el respeto que merecía.
Cansado de la forma en que eran tratadas sus ideas, tomó una decisión clave: renunciar para construir su propio universo cómico. De ese acto de valentía nacerían personajes entrañables como El Chavo, El Chapulín Colorado y el Doctor Chapatín. Chespirito no fue solo un apodo. Fue la chispa de una revolución creativa que sigue viva hasta nuestros días.
