Tito Fuentes, guitarrista de Molotov y figura clave del rock mexicano, reapareció en redes con una imagen cruda y un mensaje más duro todavía: "Se me hizo mierd* la cara por drogadicto". El músico compartió una foto tras una de las cirugías a las que ha sido sometido en el último año, como parte de un proceso para recuperar su salud física y emocional.
A través de Instagram, Tito mostró su rostro tras la primera operación con visibles secuelas, acompañado de una reflexión sobre las verdaderas heridas que arrastra desde hace años. “En realidad, estas heridas vienen de algo que no pude controlar y lo actué: lo que sentía, lo emocional, lo psicológico, de lo que es más fácil no ver o no hablar”, escribió.

Una docena de cirugías y una llamada de atención
Tito explicó que ha pasado por más de 12 intervenciones quirúrgicas, algunas de las cuales —según confesó— él mismo arruinó por no seguir cuidados. Además de haber afectado su apariencia, las operaciones le han complicado su capacidad para tocar y hablar. En sus propias palabras: “Fue mucho rock and roll, descuido, la consecuencia de mis actos”.
Recordó una de sus últimas cirugías, que lo dejó en coma inducido durante casi tres días: “Estuve muerto en vida tres días y algo cambió en mí y dije: ‘ya, a cuidarse’”.

La cara rota por fuera... y por dentro
El músico aclaró que más allá de lo físico, su verdadero deterioro provino de su salud mental: “Así se ven también las heridas del corazón. Cuiden su mente, cuiden su corazón; cuidar su cuerpo nada más es cuestión de atención y ponerse una chinga”.
En entrevistas pasadas, Tito ya había hablado sobre el alcoholismo, las adicciones y una "autodestrucción silenciosa" que lo acompañó durante 30 años de carrera. “Caí en adicción, alcoholismo y cosas muy destructivas por no saber hablarlas… me fui haciendo pedazos”, contó.
Ahora, alejado temporalmente de los escenarios, el guitarrista asegura estar enfocado en su bienestar: más delgado, con voz frágil, pero con una postura más consciente. Su mensaje no es una queja, sino una carta de amor a sí mismo: “No tiene propósito, sólo amor”.





