La sexta jornada de la Premier League llega a Londres con un partido clave para las aspiraciones de Chelsea y Brighton. En Stamford Bridge, los Blues quieren ratificar su condición de candidatos a puestos europeos, mientras que los Seagulls buscan oxígeno tras un inicio irregular de temporada. La necesidad de puntos es evidente en ambos lados, aunque las realidades son distintas: los londinenses se encuentran en la sexta posición con ocho unidades, mientras que los visitantes solo han rescatado cinco, muy cerca de la zona baja de la tabla.
Enzo Maresca sabe que el proyecto aún está en construcción, pero ha encontrado una cierta estabilidad en el rendimiento del equipo, especialmente jugando en casa. La derrota ante el Manchester United dejó heridas, pero el rendimiento colectivo ofrece motivos para la esperanza. Brighton, en cambio, no logra consolidar una idea clara bajo Fabian Hürzeler, que lidia con bajas constantes y una defensa que no transmite garantías.
¿Podrá Brighton romper la mala racha en Stamford Bridge?
Los Blues circulan el balón con paciencia y buscan abrir espacios en la zaga visitante. Enzo Fernández se convierte en el eje del mediocampo, distribuyendo con precisión, mientras Raheem Sterling y Mykhailo Mudryk encaran por las bandas para generar peligro. Stamford Bridge se enciende con cada aproximación, consciente de la importancia de un triunfo en esta etapa de la temporada.
Brighton, fiel a su estilo, intenta sorprender con salidas rápidas. João Pedro y Mitoma buscan asociarse para lanzar contragolpes, pero la defensa de los locales se muestra bien posicionada. Aun así, cada error en la salida de Chelsea despierta ilusión en la tribuna visitante, que confía en romper la historia adversa en este estadio.
Chelsea impone su jerarquía en casa
Los londinenses aceleran el ritmo conforme avanza el partido. Incluso sin la certeza de contar con Cole Palmer al cien por ciento, Chelsea genera ocasiones claras. Un disparo de Nicolas Jackson obliga al arquero rival a una gran intervención, mientras que las segundas jugadas mantienen la presión sobre el área de los Seagulls. El dominio territorial es claro y el gol parece cuestión de tiempo.
Brighton responde como puede, aunque sus fragilidades defensivas vuelven a hacerse evidentes. La línea de cuatro se ve desbordada constantemente, y las dudas en el marcaje facilitan que Chelsea encuentre espacios.




